Caminaba buscando cosas para mi nueva vida, alejado ya de tantas y tantas cosas y de repente, de pronto al verte no supe si pasar de largo o saludarte amablemente. Te toqué y seguro no lo esperabas como no lo esperaba yo, y al sentir tu mirada perdida en la sorpresa, tu respiración cortada me dijo que aún era demasiado pronto.
Fue un encuentro breve, formal y cortés a su modo. Pero fugaces las imágenes pasaron rápidamente por mis ojos nerviosos, afortunadamente aprendimos a fingir en este mundo de apariencias, empezamos a decirnos cosas como si nada hubiese pasado:
Todo bien, todo tranquilo, ¿a que vienes? ¿Por qué no te vi? Venía de paso, buscando algo para la oficina y el escritorio, un reloj, ya sabes ¿y tú? Están arriba, sí, vine por unos inciensos... órale va, bueno pues te dejo, me despides de Cata... Carolina. Ok, te cuidas, me dio gusto verte.
Seguí caminando buscando esas cosas donde no esperaba encontrarte, y encontré más de lo que buscaba, bajé al rato y te vi yéndote. No esperaba tu llamada pero me alegró escuchar tu voz aunque no reconociera el número. Y ahora lo recuerdo ya pasados unos días, de pronto al verte me di cuenta acaso demasiado tarde, que hasta extrañaba el hongo, ¿que cosas no?
|