Maldita mente rememorativa, que cual proyector de cine, hoy en particular, repetiste interminablemente las cintas de peor calidad y trama que tenías en tu haber... torturando con la constante repetición de tus negras imágenes, sonidos y palabras mi conciencia y mi pensar en el día de hoy.
¡Cuadrupe del carajo! ¿Que te hice yo hoy, para que cada momento que podías me entregaras una opresión en vez de un bien vivido latido? ¿Que conspiración crearon mente y corazón, para atentar y atacar directamente a mi razón a través de mi talón de aquiles, insistiendo en tirarme al suelo con ferviente tesón?
Mudo silencio que albergó a mis labios, cuando quisieron hablar de la carga que los aplastaba, compañeros, pues como dice la frase "siempre hay quien porta mayor carga que la nuestra", mas cuanto pensé en lo mucho que necesité desahogar y descargar esas cargas, y finalmente terminaron ahí, cuales anclas atrapadas en fangoso fondo, manteniendo su opresión durante toda la mañana, tarde y noche, sin parar. He de esperar que Morfeo, en su onírico Reino, tenga prohibida la entrada a los dolores, malos recuerdos y tristezas evocadas del pasado, y alivie en su reparador encanto del descanso la estúpida carga hoy portada sobre mi.
¿Cuando aprenderán estos labios a hablar cuando algo les llega a dañar o pesar? ¿Cuando aprenderá esta mente a velar por su propio bienestar, pues aquel debiese ser uno de los estandartes de la humanidad, ya que mientras no sea en exceso, de la egolatría o narcisismo se mantiene distante? ¿Cuando aprenderá el Caballero a luchar por su propia batalla, y no sólo servir a las batallas de sus aliados y amigos, como guerrero y escudo humano, olvidando que cuando deba enfrentar su propia batalla, el cansancio y dolor acumulado habrán de disminuir notoriamente su cuidado y atención?
Quizás...
Por ahora, sólo quedan un par de hombros más tensos que en la noche anterior, donde motivaron un descanso de la rutina cotidiana, que ahora se vuelve inútil y desperdiciado, pues el dolor se ha duplicado; un corazón oprimido por los dolorosos antiguos recuerdos, y una mente el doble de cansada por tanta tontera pensada y recordada, en un día que pudo ser un sol pero terminó siendo nada más ni nada menos que un mudo invierno de verano, con el hermetismo de una caja fuerte y el silencio del más amargo funeral.
Y mañana será otro día... y ojalá venga con mucha alegría, por la que hoy fue debida, y por la de mañana que, ansiosamente, espero logre a puerto llegar. |