a lo largo del camino, la esfera fotografiada, pedía el rumbo hacia su estrella. en medio de la banqueta, pendulaba entre el suelo sucio y el aire contaminado de ese territorio. los pasos de las cebras con mala cara se fosilizaban en cualquier interrupción hacia su destino. el mismo roce del viento era una bomba activada que podía desencadenar en violencia nada silenciosa. la esfera sostenía en alto su portarretrato instantáneo, y pedía referencias...
-Disculpe...-murmuraba. -¿dónde se encuentra esta existencia? -señalando la fotografía.
-Disculpe...
-Disculpe...
las miradas de los transeúntes trataban de decir... trataban de espantar, le arremetían codazos, pero el paradero en altavoces se erigía contraembistiendo las plumas no ligeras de trajes y cadenas negros.
una mujer, de aletargada miseria, se detuvo un momento a observar el brillo a mitad de la calle. se acercó a él, incomprendiéndolo, y lo pateó lejos, fuera de la banqueta. campanas fúnebres de asalto se precipitaron a encarar alguna reacción en contra de su persona. al no existir tal, continuó su camino entre la muchedumbre de aliento sin paz.
se levantó , y su portarretrato, ahora arrugado, combinaba con las nuevas heridas debido al impacto contra el suelo. le dolía la cabeza. reanudó su marcha hacia el maratón del pueblo ausente de alma. se volvió a plantar en medio de la acera, y volvió a inquirir sobre el destino del ente en la fotografía.
se acercaron dos hombres de azul, representantes de la ley. lo miraron con asombro. el destello incandescente los miraba de vuelta, y ellos no podían más que cerrar sus ojos, debido a la luz que derivaba de su rostro. la fotosíntesis de lenguaje entre las esencias se distorsionaba por la agresión a la vía pública de ser extraño e irrumpir con la cadena de esclavos del Rey Hades. retiraron sus toletes y lo golpearon... la imagen impresa comenzaba a evaporarse en las manos apretadas de la esfera. los garrotazos no cesaban, y así, el retrato se desvanecía en un mundo ajeno.
finalmente cuando la luminiscencia dejó de resplandecer, entendió su paradero, su estación.
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