Llegue cansado de otras guerras
Con cicatrices que sanaron en el tiempo
Miro tu rostro
Siento tu cuerpo,
Es tu miel, es tu beso, es el silencio de tus manos…

Veo tu templo eregido tras duras batallas
Veo tus ojos que vuelven a brillar
Sacerdotiza de los besos, del amor
Aquella que vuelve a soñar, con las velas en el altar.

Observo el laberinto
Tu mirada de luciernaga me sigue.
Sabes que busco el Cielo
Sabes que retorne de las regiones infernales.

Mientras los muros saben a musgo
Y los olvidados quieran rodear el templo
En la atalaya yo vigilo
Nuestro reino.