“Si llegas a olvidarme” ,le decía,
“Te arañare furiosa”, y el, triunfante,
Besándola en los labios, se reía
Escuchando su charla gorgojeante.
“no lo tomes a broma”, repetía
La hermosa niña con su vos vibrante,
“Pues si falso me dejas algún día,
Mi enojo sentirás en tu semblante”.
Poco después, sintiéndose engañada
Murió clavando su postrer mirada
En la traidora faz, sin un gemido.
¡en la muerte se undio con sus dolores,
Y en su tumba, huérfana de flores,
Huyo el ingrato y la cubrió el olvido!
El, no volvió; pero en la triste fosa
Rego el cielo sus lagrimas divinas
Y en la cruz que se alzaba silenciosa
Vinieron a cantar las golondrinas.
Luego, sobre la tumba misteriosa
Broto un rosal, de rosas purpurinas,
Un rosal de fragancia deliciosa
Defendido por trágicas espinas.
Sus ramas tembladoras y brillantes
Rozaban el sepulcro acariciante
Al trinar de los pájaros traviesos.
Y en medio de aleteos y de arrullos
En la fosa regaban sus capullos
Como si fueran encendidos besos.
Años después, el veleidoso amante
Fue a ver la tumba: lo impulso la suerte.
Y viendo del rosal, hermoso y fuerte,
Las bellas ramas de esplendor fragante;
Quiso arrancar un gajo deslumbrante
De aquellas flores que nutrió la muerte;
Mas no pudo, su mano sintió inerte
Y el gajo esquivo se aparto al instante.
¡pensó entonces en ella conmovido,
Como si sus palabras escuchara…
Y de repente el ramo florecido
Cual si un rencor oculto lo animara,
Se inclino sobre él, y estremecido,
Con sus espinas le araño la cara!
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