EL CASTILLO SONRIENTE:


Había una vez un castillo que se encontraba entre las montañas lejanas de un país muy bonito, en ese castillo todo era felicidad, había muchos dulces, chocolates y algodones de azúcar, hasta que un día llegó una niña que hacía muchos berrinches, y lloraba siempre cuando estaba enojada con sus papás. Como este castillo era sonriente, no permitía que los niños que lo visitaban estuvieran tristes o enojados, la niña que hacía berrinches no aprendía que los reyes que habitaban allí siempre daban amor y cariño a todo el que pasara por sus puertas. Un día el rey felicidad llamó a sus súbditos para pedirles que cada vez que se observaran en el castillo una lágrima no prepararan algodones de azúcar para los niños invitados, y como siempre la niña berrinchuda lloró mucho cuando el rey dio la orden. La niña se fue a una habitación y se durmió y soñó que ya no comía algodones, se despertó y prometió ser una buena niña, ya no hacer berrinches por nada.