Lo pensé muchas veces, lo descarté otras tantas, pero sigue en mi mente, recurrente.
Quizá alenté esperanzas que no siempre fueron ciertas, quizá ni fueron.
Quería al fin lograrte, enamorarte y gozarte, sin pensar que muchas veces el lograrlo está vedado.
Te seguí incansable y tenaz, los caminos eran largos, los atajos no servían.
Una mirada, una vez, me hizo creer, pero luego comprendí que no era para mi.
Así, como un orate discurrí por mucho tiempo, tiempo que al final me hizo ver la verdad no esperada.
Tenías dueño, eras feliz, quien era yo para soñar de ese modo.
Ahora tranquilo y triste comprendo un poco más mi ilusión, me llenó de alegría y placer el pensar en conquistarte, alentó mi emoción que como tantas cosas terminan en frustración.
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