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Inicio / Cuenteros Locales / cisco_marcos / 04_El círculo De Heaven (Como dioses)

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4. COMO DIOSES

Dos hombres entraron al Club de Moerlin, ambos muy sospechosos. Pidieron hablar con el dueño y le preguntaron por María
- Muy buena elección, esta chica es una verdadera preciosidad, cuanto tiempo la quieres? - le dijo Moerlin
- Para siempre, no me importa el precio, es muy bonita - le contestó mirándole de reojo
- Pero eso serán unos 40000 paroms - le dijo Moerlin sorprendido
- Dices que es buena, ¿no?
- En realidad serás su primer cliente. Es una recién llegada, nandita quizás.
- Entonces no me la llevaré sin probarla antes. ¿Lo entiendes, ¿no?- le dijo el hombre, el otro hombre permanecía en silencio
- Se la dejo una hora, pero si no le gusta deberá pagarme esa hora. Si no me la devuelves tal y como está haré intervenir al estado. Adiós y buena suerte – dijo Moerlin a regañadientes, acercándose a María, susurrándole cosas al oído y señalando a los dos extraños jóvenes. María se acercó a ellos
- Donde vamos? – dijo ella con voz tímida y los ojos brillantes, había estado llorando. Aquellos hombres la agarraron cada uno de un brazo y se fueron de allí con ella. Más tarde, llegaron a un caserón a las afueras de la aldea, y una vez allí se despojaron de sus disfraces. Dean y Miranda, se habían disfrazado para que nadie los conociera, Dean le dio ropas a María y a Miranda. María estaba callada por la presencia de Dean, pero no podía evitar echar miradas amenazadoras a Miranda.
Sentaron a María dentro de la casa, cuando de pronto se puso a llorar. No había hablado en todo el tiempo. En ese momento Miranda, estresada sacó un poco de hierba dispuesta a fumársela
- ¿Qué es eso? – preguntó María entre sollozos
- Es hierba para fumar, ¿No hay de esto en tu pueblo? – dijo Miranda. María se la arrebató de mala manera de las manos, pero Dean les interrumpió
- Miranda, esta hierba le nublará más aún el cerebro, no deberías... - pero María ya había comenzado a fumar no una vez, sino otra, y otra, y otra...
A la mañana siguiente, Miranda se despertó con un fuerte dolor de cabeza en una cama, y rápidamente, se levantó sin apenas recordar nada y se salió de la habitación muy confusa. Pronto se acordó de María y de Dean, pero no recordaba mucho más que un fuerte olor a hierba. Así que sin saber en que estado se encontraba, fue a ver a María, le dio unos golpecitos en los hombros para que despertara, pero ésta se incorporó con tanta rapidez, que le pegó un fuerte golpe con su cabeza a la de Miranda. Aún adormecida, lanzó un fuerte grito, Miranda creyó que iban a comenzar una nueva pelea. Cuando paró de gritar y pudo abrir los ojos que aún le dolían de la noche anterior, en lugar de hacer ningún gesto agresivo que es lo que haría María en su anterior estado, le hizo una sonrisa, y ambas, comenzaron a reír de aquella situación, y de ver que María ya se encontraba bien dentro de su estado de resaca. Las risas duraron, quizás aún estaban un poco bajo los efectos de aquella droga
- Escucha Miranda, lo siento… - dijo María
- No importa, tenías razón, yo…
- No, no tenía razón, ni siquiera pensaba esas cosas. Creo…creo que el Ojo de Minina me afectó al quitármelo.
- Bueno, lo importante es que eso ya pasó, ¿no?- dijo sonriendo Miranda. Entre las risas llegó Dean, que fue a llevarles el desayuno. Una vez en la mesa Dean les dijo
- Bien, y ¿adonde os dirigís?
- Vamos a la Columna Albina. Dicen que allí están los templos de Minina y Unipuma. Queremos liberarlas. – dijo Miranda. Al escuchar esto, a Dean se le cayó la taza de té al suelo, partiéndose en mil pedazos.
- ¿Vais a la Columna Albina?- les dijo atónito. Pero en su cara pronto se vio reflejada una gran sonrisa - ¡Perfecto! ¡Sabía que esos templos existían! Porque… sabéis seguro que existen, ¿verdad?
- No, pero tenemos que intentarlo- dijo María
- Mi hija… - añadió Miranda, pero no pudo continuar. Dean al ver su cara de tristeza, no se atrevió a preguntar nada, pero pronto una nueva sonrisa llegó a su cara, se fue corriendo a su habitación y volvió con un montón de papeles, y entusiasmado, les comenzó a indicar
- He estado leyendo sobre esos templos desde hace 10 años, y creo que os podría ayudar. Primero tendréis que ir a la playa de Bakal, una enorme extensión de arena que...-
- Espera, ¿qué?, ¿no serás tú un bakal verdad? – le interrumpió Miranda - Ahora lo entiendo, estamos en el territorio bakal”
- Sí, soy un bakal, pero únicamente por haber nacido aquí, no me gusta la política de este pueblo ni su religión - hubo un pequeño silencio - Bueno, una vez en la playa, tendréis que marchar a través del mar... - María fue quien le interrumpió esta vez.
- Nunca lo he visto, ¿cómo es el mar?
- No esperes gran cosa, aunque puede impactarte si nunca has visto algo que se extienda hasta donde llegue tu vista. – Contestó Dean - Aún me quedan datos que estudiar sobre el mar. Es conveniente que esperéis, hace años que el mar comienza a hervir a ciertas horas, pero no se puede predecir a qué horas, no parecen seguir ningún patrón-
- No podemos esperar ahora que la frontera entre las tribus Jurásikas y Nanditas ha sido abierta – dijo María. Dean hizo como que no le escuchó y continuó
- Pronto llegareis a la Columna Albina, pero ésta columna es imposible de subir a pie, es cóncava en su parte más baja hasta la mitad de la Columna. Pero en uno de mis libros se habla de una cueva, la Cueva de Heaven. Aunque según dicen está sellada, pero ningún libro especifica como abrir esa puerta. Algunos autores defienden que será algún amuleto suyo como el ojo de Heaven. Lo encontraron hace unos días en el interior de una carpa. Ahora se encuentra en el templo de Bakal. - María tocó su pecho y recordó como había tirado su amuleto al río. María y Miranda se miraron, las dos pensaban lo mismo. Aquel ojo no era de Heaven, sino de Minina, pero dejaron que Dean siguiera con su historia por la que estaba tan apasionado
- ...tendréis un objeto de cada una de las dos diosas ¿no?, se dice que las diosas estás atrapadas porque necesitan de ciertos objetos para ascender al lugar de las diosas, pero yo opino que todo eso son solo mitos... - paró viendo que ninguna respondía, y que probablemente haría un tiempo que dejaron de escucharle. Cuando alzó la vista de sus papeles ya se estaban marchando a sus habitaciones. Estaban dispuestas a ir al templo de Bakal.
Llegaron temprano al templo. El templo estaba construído en mármol rojizo de dos tonalidades. El cuerpo principal era circular y tenía dos ángeles dibujados en vidriera custodiando la puerta. Justo en la parte de arriba estaban dibujando un mosaico de un gran ojo. Alrededor de esa sala un gran edificio se levantaba lleno de enormes ventanales. El sitio más bien parecía una prisión, repleta de guardias escoltando algún objeto valioso. Entraron los tres dentro y comenzaron a mirar alrededor. Aquella sala era una verdadera maravilla arquitectónica, era una habitación redonda con paredes doradas, en el centro yacía la gran estatua del dios Bakal de una altura realmente impresionante.
De pronto se oyeron gritos de sorpresa y asombro. Los tres se aproximaron rápidamente hacia el lugar de donde venían los gritos. De lejos, podían ver a la gran masa de gente, rodeando al Ojo de Minina, que en aquellos momentos estaba levitando, y antes de que ninguno de los tres pudiera decir nada, el ojo se dirigió a María a una gran velocidad golpeándola en el pecho y tirándola hacia atrás. La gente les miraba a los tres. Era muy tarde, el sumo sacerdote de Bakal, había llegado tras las noticias de la levitación del ojo. Dean y Miranda intentaron protegerla, pero no pudieron hacer nada, ya que estaban rodeados de guardias.
Miranda y Dean pasaron aquella noche en un calabozo, Miranda no paraba de pensar en como escapar, pero no se le ocurrió ninguna forma de salir de aquella cárcel. También le preocupaba Maria, los guardias se la habían llevado aparte, seguramente la condenarían a muerte por intentar robar un objeto sagrado. Mientras, Dean, intentando olvidarse de todo, seguía haciendo sus cálculos sobre el agua del mar, con el deseo de salir algún día de allí. Pero no llegaron a pasar un día completo cuando un soldado les llamó para asistir a una ceremonia.
Llegaron a una sala, que no se podía decir que forma tenía, pues la gran cantidad de gente que allí había, y lo grande que era esta, se lo impedían ver. Era mucho mas lujosa que la del templo, y ellos estaban enfrente de una plataforma, arrodillados de terror. Dean le susurró a Miranda
- Nos condenarán también a muerte. – le dijo, pero era muy tarde para escapar, estaban rodeados de demasiada gente.
De pronto se levantó una de las paredes de la sala, dando a conocer el paisaje que había detrás, una hermosa y tranquila playa que ocupaba todo el espacio de aquella pared. Era una especie de playa privada toda techada. De pronto se escuchó una voz decir
- En cuanto las aguas comiencen a hervir, de ellas saldrá el sumo sacerdote de Bakal, el único hombre capaz de aguantar su calor. - Llegó a pasar una hora, Dean mentalmente seguía haciendo sus cálculos sobre el agua, ahora que la tenía delante. El sol de la tarde, ahora en el horizonte, visible desde la habitación, quemaba sus cabezas gachas. Miranda estaba sumamente aburrida, el tener que esperar a que las aguas hirvieran, hizo que el miedo se menguara. Pero en ese momento, pequeñas burbujas comenzaron a salir del agua, el agua estaba hirviendo. Era un bonito espectáculo, la gente parecía estallar de emoción. Enseguida, de uno de los lados de la habitación, y desde dentro del agua, salió el sumo sacerdote de Bakal, vestido completamente de blanco. Se quedó en medio del agua hirviente, y dijo
- Bienvenidos, hijos de Bakal, os habla el sumo sacerdote, el que recibió el don. Bakal me permitió caminar sobre estas aguas. – la gente parecía estallar de euforia, bebían de sus palabras como crías amamantándose. - Hoy os he hecho venir, porque lo que creíamos imposible se ha hecho realidad. No contenta con visitar nuestro mundo, ha decidido venir a nuestra aldea la siempre bella y reverenciada diosa Heaven - los dos se miraron extrañados, aquello no debía ser tan simple. – Sí, es la primera deidad que visita nuestro mundo desde el día de la creación. Así que rendíos a los pies de la Diosa Suprema. - Y de una gran puerta dorada, salió María con un largo vestido, el pelo suelto y ondulante en la espalda y con una preciosa corona en su frente. No tenia miedo, era como si ella misma se creyera que era la diosa Heaven. Se paró delante del agua hirviendo
- ¿Quien sois vosotros, humanos mortales, para juzgar a estas personas que me acompañaron del reino de los dioses tan solo para protegerme? - dijo María pausada y serenamente - Tienen un gran poder divino y encima de que no lo han usado en vuestra contra… ¡Vosotros les habéis hecho pasar una de sus peores noches! Me asombra vuestra ignorancia, pues no conocíais nada acerca del dios de... las estrellas y la diosa del sexo” Dean y Miranda subieron a la plataforma. Miranda, muy colorada, se tapaba la cara, al mismo tiempo que se reía de su propia situación, María seguía disfrutando echando maldiciones a todos aquellos súbditos de Bakal.

Texto agregado el 29-01-2008, y leído por 89 visitantes. (0 votos)


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