De una nube fui a bajar
aunque, más bien fue una caída,
y al quererme levantar
pude ver, eso que llaman vida.
En un camino me vas
a encontrar, ahora libre y sin dueño,
con una pared detrás
y delante, el paisaje que siempre sueño.
A tropiezos voy por él
andando, sorteando las matas,
por cada paso dado a pie
doy, otros tantos, a gatas.
Como el sauce que llora
siempre, corroído por las dudas,
sé que a cualquier hora,
el viento le arranca su espesura.
Sus raíces la piedra
comerá, y su tronco polvoriento,
todo él bajo tierra
perecerá, llegado su momento.
Al horizonte el ocaso
abre sus ojos, de oscuras pupilas,
yo a firme paso
me acerco, el camino ya termina.
Y en volver hacia atrás
mirar, veo mi propio y largo sendero,
y si alguien va a esperar
arriba, morir sólo es un hasta luego.
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