-Pues bien, entonces nos mudamos.
El sindicato de poetas unidos simplemente tomó sus cosas y se marchó. De nada sirvieron las huelgas de hambre o la quema indiscriminada de animales en la via pública. Platón simplemente los hechó.
-¿Y donde nos vamos a vivir?
-Al olimpo, eso está claro.
Habitaron ahí. Pero por un sino de los poetas hicieron más platonismo que Platon. Estaban más a gusto que en la República, estaban solos (esto es secreto, pero los dioses nunca existieron), entonces comenzaron a escribir fantasías cada vez más locas, escribieron la Odisea y la Iliada, la Bíblia, La Suma Teológica y mucha mucha filosofía. Eran muy felices, podían mentir como quisieran: "esta divina prisión del amor que yo vivo", decir cosas como "¿que es poesía?", etc.
Fué esa época dorada hasta que un traidor, un infiltrado, digámoslo, los hechó a todos a patadas de ahí, "vulgarizó" el celestial arte de decir las cosas, pasando a sólo decirlo.
De ahí hasta la fecha, como el sino de los poetas, repiten al traidor olvidándose de Platón. Hoy vagan otra vez por las ciudades. Escondidos, ganando poca plata, disfrazados de obreros, profesores, choferes de transantiago. Ahora esperan una tercera revolución, de esas de los poetas, dicen que vendrá un día dios y se los va a llevar dándole las penas del infierno, mas sabemos que eso es invención. Que sencillo es asustar a los demás con invenciones propia. |