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En su soledad, en su silencio, en su interior...


Sólo deseaba convertirse en un árbol, dejar de ser lo que era, y vivir para siempre en un paraíso, en un parque verde, ser árbol para olvidarse de su existencia, para sumergirse en su oscuridad, permitiéndose dejar de sentir y solo contemplar


Y fue una noche de luna llena, que se enfrió el cielo y así se cumplió su deseo, fue convertido en árbol; sintió como estaba plantado en medio de un enorme jardín, de una sabana desconocida pero infinita, un hermoso paraiso, y al fin pudo mirar la tierra, sentirla en sus raíces, y lo primero que contempló cuando amaneció fue como nacían las flores de todos los colores, de todos los tipos, flores hermosas al lado de su tierra, flores que le hablaban y le hacían compañía, flores que le daban vida y lo hacían más atractivo.


Sintió como dentro de sus entrañas estaba el colibrí con su familia, que le hacían cosquillas mientras el les daba calor, y notó como un conejo jugaba con él y cuando su pequeño compañero necesitaba un respiro descubrió que sus raíces le servían de refugio, así paso esa semana, ese mes, ese año. Ya no era consiente del tiempo, sentía como por sus venas fluía miel y resina silvestre y fue así como se olvido de su vida pasada, se hizo árbol al fin, pero no cualquier árbol, se hizo una secuoya, el árbol más grande de toda esa llanura.


Y sentía o creía sentir, Mi felicidad -decía para si, para sus adentros- es esto.


Mientras sentía el baño de la lluvia rodar por sus hojas; esto debe ser la felicidad, seguía pensando, ahora que ya tengo todo el tiempo, toda la vida, todo para mí, ahora que no necesito de nadie, ahora que puedo vivir sólo en medio de este paraíso. Toda esta belleza, toda la energía de la tierra, todo es para mi, y así pasaron los días, en medio de su dicha, aún así sin saber el por qué seguía sintiendo un vacío, al que se negaba reconocer como su soledad.


Fue en un fuerte verano, cuando los animales salvajes buscan refugio, cuando vió a una pantera negra que deseaba subir a sus ramas, para protegerse del calor y descansar. Era de esta forma que la hermosa pantera podía dormir, en lo alto de un árbol y estar lejos de los depredadores; sin pensarlo dos veces se preparó para tomar una buena siesta, mirando cautiva las ramas de ese secuoya. Fue cuando el árbol vio esos ojos brillantes, que parecían como si le hubieran robado al cielo el brillo de dos estrellas, cuando sintió que sus raíces se estremecían. Cuanto desconcierto vino sobre él, era algo sin previsión, algo dentro de él que le decía que la necesitaba, mientras ella trepaba por su tronco, el sentía como vibraba toda su savia, y al sentir el calor de su cuerpo posado sobre sus ramas, se sintió desfallecer.

Volvieron sus penas, su delirio, se sintió abandonado en un parque hermoso, pero tan solo, tan sobrio y melancólico, sintió como se abría el centro de su tronco y empezaba a sangrar, recordó todo su dolor, su soledad, pero aún así seguía protegiéndola, dándole su sombra, abrazándola con sus ramas, mientras la pantera tranquilamente descansaba.



Y en un instante sin pensarlo más, alargó sus ramas hasta ella, y sintió que la felicidad no es nunca la mitad del infinito, al tocarla sintió que era al tiempo sol y luna, nube y música, que era el tiempo donde era risa y llanto, y entretanto, sintió que el hombre que estaba dentro de él a la vida despertaba.


Sintió como cantaban los pájaros a su alrededor, y era esa melodía que llenaba sus enormes soledades que les permitiría estar juntos para siempre, ahí abrazados en medio del jardín, siempre sinceros y enamorados, siempre encantados como su hijo, un secuoyopante, capaz de correr y mirar en la noche mientras se posaba a tomar agua directamente de la tierra, el secuoyopante, muestra de su amor infinito y duradero, amor que nació en un atardecer de luna llena, en un día lleno de oscuridad, en un corazón roto que fue sanado, sólo y por el simple deseo de amar.

Texto agregado el 27-01-2008, y leído por 114 visitantes. (0 votos)


Lectores Opinan
28-01-2008 "Dichoso el árbol que es apenas sensitivo..." no es el caso de éste árbol, felizmente. Me gusta la personificación que has logrado. narrador_errante
 
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