-¿Te vas, mi amor?
-Si, negrita. Sabes que el trabajo del taxi es así: si no salgo no gano...
-Yo quería que hoy te fueras un poco mas tarde para comer juntos y que juegues un poquito con los niños antes de la comida. Y después que le hagas unas caricias a mi pancita, porque ese que viene también quiere tus mimos y sentir un poquito tu voz.
-Ya habrá tiempo para todo eso,negrita, chau. Jorge le dio un beso y se fue.Se metió en el taxi y marchó a la calle a buscar "la diaria".
El primer pasajero, un señor mayor, le hizo hacer un buen viaje y además le dio buena propina.Entonces Jorge pensó: hoy puede ser un gran día.
Sus siguientes pasajeros, una pareja joven, le pidieron que los llevaran a un cierto lugar, que no era peligroso pero sí apartado y solitario.
Cuando estaban por llegar a la dirección indicada la señora se sintió mal, con ganas de vomitar. Jorge es un hombre honesto y solidario y en esa circunstancia lo demostró:detuvo el taxi, se bajó y le abrió la puerta a la señora. Eso lo perdió,se escucharon dos disparos y Jorge quedó tendido en el piso, en un charco de sangre. El taxi partió con los asesinos.
Al cuerpo de Jorge lo encontró un policía que pasó por allí cuatro horas mas tarde, cuando ya nada se podía hacer: se había desangrado, estaba muerto.
Dejó dos hijos y una mujer embarazada. Fue una noticia policial más. Para el país un número más en la estadística de muertes y asesinatos. Por la familia nada se hizo. Pero no dicen las estadísticas que el doctor Jorge fue uno de los profesionales que para sobrevivir con su familia tuvo que trabajar como taxista.