(Por: Darío Escalante)
El muchacho estaba perdido pero contento, cuando pudo abrir bien sus ojos después de una larga y fría noche al pie del álamo, notó un fuerte dolor en la espalda y un helado adormecimiento que le recorría desde la cintura hasta los talones; apenas pudo ponerse en pie y dar algunos saltitos con mucha dificultad por el adormecimiento. El sol se dejaba sentir en su espalda como un cálido masaje que le fue calmando el dolor y el adormecimiento. De pronto como un relámpago vino todo nuevamente a su mente, recordó el momento en que su vida pendía de un hilo y como milagrosamente pudo salir bien librado... a decir verdad, con vida pero lejos de la comodidad de su hogar y sin poder ver nuevamente a los suyos. No podía entender como aquella pequeña confusión pudiera haber cambiado su vida irremediablemente. Lejos quedaron los días en que se preparaba para ser un gran profesional de las leyes, alumno distinguido, no muy querido por sus compañeros por su adicción a los libros y por sus impecables calificaciones. Solo tenía una amiga y enamorada a la vez con quien no solo compartía su vicio oculto, sino también otros placeres carnales propios de la juventud. Cuando no estaba entre los libros, estaba con ella; su vida no podría ser mejor, era hijo de familia de clase media, papás intelectuales, dos hermanos mayores profesionales de prestigio y un hermano menor pisándole los talones en la universidad.
El ruido de un grupo de personas aproximándose le interrumpió bruscamente sus recuerdos, instintivamente buscó donde ocultarse, las hojas ásperas y ponzoñosas de unos matorrales le sirvieron para tal fin, mientras trataba de contener la respiración para hacer el menor ruido posible, trataba de identificar en alguna de las voces a alguno de sus perseguidores. No pudo más que escuchar rumores que se acercaban raudamente y que luego se alejaron de la misma manera, cuando se creyó a salvo, asomó por entre los matorrales sintiendo que mil agujas microscópicas habían inyectado su urticante veneno en las zonas expuestas de su piel. Su sorpresa fue extremadamente grande cuando al asomar la cara sintió un brusco tirón que lo propulsó fuera de su escondrijo.
Su sorpresa fue aun mayor cuando descubrió que aquellas extremidades que lo habían sacado de su escondite eran conocidas, eran las de su amada, ella conocía con mucha exactitud el lugar donde se encontraba el muchacho, porque pasaron largas horas escondidos en ese magnífico paraje contemplando la naturaleza, abrazados y brindándose caricias. Aquellas blancas, tibias y suaves manos le calmaron el urticante dolor que le producían los miles de espinillos del matorral lleno de ortigas en el cual se había escondido el muchacho.
El no podía creerlo, sus ojos se pusieron húmedos y apenas pudo contener sus lágrimas “quiero explicarte todo” le dijo, y prosiguió: “recuerdas el magnífico negocio al que me había metido, realmente era un magnífico negocio hasta que por medio de la Web me contacté con uno de los grandes del negocio, verifiqué por todos los medios posibles y confirmé la información...” “calla, luego me lo explicas todo” le dijo muy suavemente su amada. Se confundieron en un fuerte y cálido abrazo, sus corazones latieron juntos a ese ritmo que solo conocen los amantes.
Reconfortado por el abrazo se sumió en sus recuerdos, cuando niño inició en lo que sería luego su pasión y motivo actual de sus tribulaciones, sus compañeros lo querían mucho, era el gordito del salón, el que causaba mucha gracia, siempre muy risueño, el que contaba los mejores chistes; pero en realidad no lo apreciaban de verdad porque consideraban que era una persona que se dejaba dominar por los placeres mundanos ya que era incapaz de refrenar su voraz apetito. Lo consideraban “el loco de la computadora”, porque pasaba incontables horas en frente de la pantalla del ordenador inicialmente para jugar, luego para descargar del internet sus juegos de preferencia, luego encontrando atajos para conseguir información y finalmente programando sus propios juegos, programas utilitarios, antivirus y otras herramientas que luego vendería a través de la web. El negocio le resultó muy rentable y su cuenta bancaria comenzó a crecer rápidamente, no necesitaba salir de casa o alejarse de su computador para producir dinero.
Sus padres lo consideraron un adicto a la computadora porque pasaba largas horas frente al ordenador y recordó también como trataron de distraer su pasión mediante el estudio de las leyes, y como él creyó que al ser notario virtual podría mantenerse al frente del ordenador todos los días.
Fue interrumpido en sus recuerdos por la melodiosa voz de su compañera sentimental “ tienes los ojos fijos”, le dijo “como cuando estás diseñando uno de tus programas” , el respondió: “ no, nada de eso, estaba recordando algo de cuando era niño, pero eso no viene al caso ahora, el sujeto que vino a buscarme desde el extranjero, no era quien parecía ser, en realidad es el jefe de una mafia que trafica con programas informáticos, me ofreció unirme a su organización y me explicó lo rentable del asunto, pero sus métodos no me gustaron motivo por el que decliné la oferta, ellos me amenazaron y quisieron matarme porque ya conocía su modus operandi, pude escapar de sus dos matones después de un tremendo susto cuando literalmente una bala pasó a pocos centímetros de mi pecho”
“Lo que me cuentas es terrible, tienes que denunciarlos a la policía”
“imposible ellos se adelantaron y me denunciaron por estafa y les van a creer más que a mí porque son extranjeros y de una empresa exitosa”
Se pusieron de acuerdo en que no debía retornar a su domicilio porque de seguro estaba vigilado por la policía o por la oscura organización, ella le ofreció su casa porque sus padres estaban de viaje por una semana, el agradeció el gesto y no puso reparos a quedarse en casa de su enamorada, pudo más el miedo a la muerte que las formas sociales.
Felizmente el no había contado su vida personal a nadie y ninguna persona que lo conociera lo había visto con su enamorada, era más bien conocido como un solitario. Llegaron a hurtadillas a la casa de su enamorada, a esa hora no estaba ni la empleada que se había ido de compras, ella lo acomodó en el cuarto de huéspedes y le dijo que descansara lo más posible y que si deseaba tomara un baño.
Apenas se quedó solo se fue despojando la ropa con algo de dificultad, tenía las manos rojas al igual que la cara, tomó prestada una bata de baño rosada, al ver su imagen reflejada en el espejo apenas pudo contener una carcajada, al ingresar en la ducha dejó correr el agua caliente y lentamente se jabonó mientras el agua se encargaba de retirar la espuma de su cuerpo, el agua tibia lo relajó tanto que no hubiese querido salir jamás de la ducha, se sintió muy limpio y sin problemas, era un hombre nuevo; sin embargo, durante el baño siguió pensando en la situación en la que se había envuelto en la manera como debería de aprontar el problema. Después del baño se sentía mucho más cómodo y casi se había olvidado del susto de la noche anterior, de pronto como un haz de luz muy intenso vino a su mente una supercarretera de la información, en la web y vislumbró claramente la solución de su problema.
Le había sorprendido que la luz de la habitación permaneciera encendida hasta esas horas de la madrugada, pero no se sorprendió mucho al verlo tecleando frenéticamente frente a la computadora, la pantalla le daba a su rostro un aspecto extraño, entre divino y misterioso. El ni notó la presencia de su amada y ella no quiso interrumpir su frenético trabajo, así que entornó delicadamente la puerta que hace apenas unos instantes había entreabierto para ver a su amado.
Ya en la madrugada el muchacho dio por concluido su trabajo, había explicado con lujo de detalles como esta famosa empresa diseñadora de programas informáticos en realidad era una empresa lamer, sólo hacia algunos cambios a los programas ya creados por otras empresas o personas, como utilizan grandes fragmentos de los programas registrados para crear “nuevos programas” mucho más económicos que los originales, su gran red de distribución de sus programas “originales” y una aun más grande dedicada a piratear programas prestigiosos y venderlos en el mercado negro. Envió emails a las autoridades de la India, a las autoridades de su propio país, al FBI y a la empresa pirata, este último, además de la explicación anterior contenía unos spywares y adwares que bloquearían y destruirían todo su sistema apenas abrieran el correo para leerlo. Ahora todo quedaba en manos de las autoridades, mientras tanto el debería permanecer escondido.
Mientras se sentaban a tomar el desayuno y frente a la sorprendida mirada de la doméstica, el muchacho explicó la situación a su amada, le dijo que todo estaba en manos de las autoridades y manifestó su confianza en que todo estaría a punto se ser aclarado; pero fue interrumpido en su alocución por insistentes timbradas y golpes a la puerta, se oía “ abran en nombre de la ley”, la doméstica instintivamente corrió para abrir la puerta y antes que pudieran reaccionar estaban rodeados en el comedor de la casa por un grupo de personas elegantemente vestidas, un par de ellos, los de mayor edad parecían extranjeros por el tono de su piel extremadamente blanca y los ojos de color claro. Esta presunción se confirmó porque cuando hablaron lo hicieron en un español masticado pero fluido... “muchacho queda usted detenido, tiene derecho a permanecer callado, todo lo que diga puede ser usado en su contra, tiene derecho a la presencia de un abogado durante su interrogatorio...” dijo uno de sus captores. El muchacho pareció no inmutarse, en su rostro se apreciaba una mirada poco expresiva y su musculatura facial reflejaba mucha tranquilidad, a diferencia de su amada quien tenía los ojos muy abiertos la mirada casi desorbitada y la boca entreabierta.
Rápidamente y sujetado de ambos brazos fue introducido dentro de una camioneta cuatro por cuatro con lunas polarizadas, durante el viaje dos de sus captores lo flanqueaban en el asiento posterior sin dirigirle ninguna palabra o mirada, observó a través de las ventanas que se dirigían hacia el aeropuerto, el muchacho preguntó “ quienes eran y porque lo conducían al aeropuerto y no a una comisaría”, le respondieron que el asunto en el que se había metido era internacional y que la justicia en esos casos no estaba en manos de las autoridades locales.
Al llegar a la capital de su país, siempre flanqueado por los dos sujetos altos e impecablemente vestidos con terno azul marino, lo volvieron a introducir en una camioneta de similares características que la anterior. “tengo derecho a una llamada telefónica“ dijo el muchacho y sus captores no le prestaron la menor atención. “Esto es injusto e ilegal, no pueden detenerme si no me dicen los delitos que se me imputan“ gritó el muchacho, pero sus captores siguieron sin hacerle el menor caso. Durante todo el trayecto el muchacho reclamó y gritó, hasta que la camioneta se detuvo frente a una de las puertas laterales de una gran residencia en la cual flameaba la bandera de los Estados Unidos. Después que el chofer conversara mediante su celular se abrió la puerta levadiza y el vehículo ingresó raudo en la cochera.
Observó que una persona algo mayor pero elegantemente vestida se acercaba al vehículo mientras sus captores abrían la puerta y lo bajaban del mismo, en ese preciso momento vino a su mente una escena parecida, pero en otras circunstancias más felices, hace cinco años su familia y él habían acudido al mismo lugar para obtener una visa, el viaje de su familia estaba previsto para el mes de julio, la cita fue exactamente un mes antes, recordó que los trataron de manera muy impersonal, la única persona que se pudo acercar a una ventanilla con un vidrio muy oscuro, fue su padre, recuerda como hablaba casi gritando frente a un intercomunicador y como alternativamente pegaba el oído al intercomunicador para poder escuchar lo que alguien le decía desde el interior de la ventanilla, introdujo sucesivamente nuestros pasaportes a través de una ranura, luego algunos papeles, finalmente se los devolvieron y cuando abrió el primero de los pasaportes, esbozó una amplia sonrisa y nos dijo “preparen sus maletas que nos espera Miami”. Estas circunstancias eran completamente diferentes; lo único que le permitieron tener era su memoria USB de 5 gigabytes. La persona elegantemente vestida les condujo hasta una oficina en la que le tomaron las huellas digitales, lo colocaron frente a una cámara en un cubículo muy pequeño con una banca y pared de fondo blanco, con voz grave le indicaron que mirara fijamente a la cámara. Siempre flanqueado por sus dos captores lo condujeron hasta una sala amplia y cómoda, lo sentaron en un mullido sillón, en el centro de la gran sala había una pequeña mesa de madera con tablero de vidrio, sobre la mesa una gran cantidad de revistas: The times, The New York Herald, etc. En esa situación no tenía ganas de leer nada y tampoco de preguntar nada porque estaba visto que nadie quería informarle nada, seguramente él era considerado un delincuente y lo estaban fichando o algo por el estilo.
Después de una larga espera ingresó a la habitación portando un pasaporte en la mano, la persona algo mayor y elegantemente vestida, dirigió su mirada hacia el muchacho y lo llamó por su nombre completo en voz alta “ soy el señor Thomas Riester, funcionario de la Embajada Americana “ se presentó, luego le explicó que las huellas digitales y la foto eran para su pasaporte el cuál tenía una visa diplomática, puesto que de manera automática estaba siendo deportado a los Estados Unidos, también le informó que su vuelo salía dentro de seis horas, que no estaba autorizado para comunicarse con nadie, que debía de esperar en esa sala hasta la hora en que fuera trasladado al aeropuerto.
Esta situación era muy diferente a la grata espera familiar en el aeropuerto, se emocionaba y comentaba con sus hermanos sobre las maravillas y toda la diversión que les esperaría durante su viaje.
“Los pasajeros con boletos de embarque preferencial del vuelo A345 con destino a Los Ángeles sírvanse abordar el avión por la puerta número 23”, apenas oyeron sus custodios, lo tomaron de ambos brazos y lo llevaron hasta la manga de abordaje, se sentaron en los asientos B1 y B3, dejando el del medio para el muchacho. Durante todo el vuelo él comparaba esta situación extrema, solo con aquella en la que demostraría su fuerza de voluntad, se había informado extensamente sobre la obesidad, los factores desencadenantes y sobre todos los tratamientos posibles, desde los más conservadores y genéricos como el de dieta de bajas calorías e incremento de la actividad física, hasta los que incluían complicadas y agresivas operaciones que implicaban resecciones parciales del intestino o del estómago. Decidió seguir una dieta de 1800 calorías diarias distribuida estrictamente en 4 comidas al día y un programa de ejercicios de bajo impacto en tres sesiones de 30 minutos cada uno. Cumplió rigurosamente la dieta y la rutina de los ejercicios, al principio le pareció que no podría soportar la sensación hambre sobre todo después de hacer los ejercicios, inicialmente caminaba sin parar durante los treinta minutos, luego trotaba y finalmente corría como en una competencia. En esos momentos todo el esfuerzo y sufrimiento que le produjo esa rutina estricta, sentía la misma sensación de vacío en el estómago y los dolores en las piernas le recordaban la fatiga por el ejercicio exagerado que en algún momento realizó. “ No me está escuchando, joven “ (le interrumpió la voz amable de una aeromoza). “Un vaso de agua con hielo por favor”, (respondió el muchacho). “Y para comer, desearía salmón ahumado o dieta especial vegetariana” (volvió a inquirir la aeromoza). “dieta especial vegetariana por favor” volvió a responder el muchacho”.
Después de esta pequeña conversación no volvió a decir una sola palabra, estaba pensando en la posibilidad de escapar, asilarse en la embajada de su país, el mejor momento es cualquiera, esperaré el menor descuido de estos dos gorilas, tal vez si pido ir al baño y uso el retrete no querrán acompañarme allí, no perderé la calma porque hasta en las condiciones más adversas siempre encontré algo positivo; decía para sus adentros.
Llegado al gran aeropuerto, como ya parecía de costumbre lo sacaron rápidamente sin pasar por los controles migratorios, uno de sus captores se ausentó unos minutos y regresó con los pasaportes sellados “ admitted “, es lo que pudo leer cuando el gorila se los mostraba a su compañero. En la puerta les esperaba una van con lunas polarizadas, en el interior y al lado del chofer se encontraba sentado un hispanohablante y se dirigió al muchacho con un acento cubano “ mil disculpas por toda la incomodidad que pasaste, pero ya es hora de aclararte muchas cosas, estás aquí gracias a un amplio programa de protección a los testigos, hemos rastreado hace mucho tiempo tus actividades y tu nombre en clave para nosotros es el informático, te estamos protegiendo de la organización que acabas de desbaratar, por lo cual te estamos muy agradecidos; pero lo que más nos impresiona de ti, muchacho... es el gran progreso que has logrado en la creación de programas intrusos y espías, para nuestra organización serías de mucha utilidad. Con tu ingenio y toda la tecnología de nuestra dependencia, podríamos conseguir mucho más de lo que hasta ahora hemos podido avanzar en la lucha contra los piratas informáticos, los hackers y lamers”.
El muchacho sólo escuchó atentamente, no dijo una sola palabra porque en primer lugar quería tener todo muy claro.
“Nos estamos dirigiendo a las oficinas del FBI, nuestra dependencia de caber-investigaciones funciona allí, tendrás la oportunidad de conocer a nuestros mejores hombres y ellos por fin van a conocer al legendario informático”. El muchacho sólo esbozó una tenue sonrisa que dejaba entrever mucha satisfacción y algo de vanidad.
“Porque asumen que trabajaré para ustedes, yo siempre he trabajado solo y mis problemas comenzaron cuando me asocié a una supuesta empresa seria” ( respondió esta vez el muchacho, dándole un cierto aire de soberbia a sus palabras.
La oficina de cyber-investigaciones, tenía la división de cyber-delitos y otra de protección de derechos de autor, ambas dotadas de modernos ordenadores, cada empleado en su respectivo cubículo al frente de su ordenador y rodeado de impresoras, teléfonos, fotocopiadoras, y otros aparatos que le eran desconocidos; parecían estar frente a los comandos de una gran nave espacial, siempre mantenían puestos un par de auriculares y se comunicaban a través del micrófono adosado a los auriculares. “Este es tu cubículo, empieza a trabajar en este momento, tu misión es detectar todas las organizaciones que hacen lo que hacía esa empresa lamer de la India, después hablarás con el jefe de la oficina con respecto a tus honorarios y otros aspectos prácticos”.
Sentado allí parecía estar en el cielo, en permanente éxtasis, al fin podría probar sus programas detectores y otras herramientas que había creado inicialmente como un juego, sacó su memoria USB, la conectó al ordenador y comenzó su tarea, la misión no sería nada fácil, porque no solo debería detectar empresas, sino también a individuos. Al final de la jornada asombrosamente habían detectado capturado y eliminado a siete organizaciones delictivas, al quitarse los auriculares, le informaron que la jornada de trabajo había terminado, escucho aplausos y muchos de sus compañeros estaban a la entrada de su cubículo habidos de conocerlo y para felicitarlo “congratulations, you broke the record”, es lo que escuchó. A continuación una señorita de aspecto sajón lo guió hasta la oficina del jefe. Esta oficina era exageradamente grande, con un escritorio inmenso, sin ningún papel sobre el mismo, tampoco observó ningún aparato tecnológico, solo una gran ventana a las espaldas del escritorio, a través de la ventana se observaba la ciudad de los Ángeles, solo las cúpulas de grandes edificios, el sol prácticamente se había puesto. Desde una puerta hábilmente disimulada en una de las paredes apareció una dama muy bella de aproximadamente cincuenta años de edad, para sorpresa mía, ella era el jefe o mejor dicho la jefa, nos saludamos de acuerdo al protocolo, me invitó a tomar asiento y enseguida con un pequeño llavero que tenía un control remoto hizo que las luces se oscurecieran que descendiera del techo una pantalla de plasma gigante y me presentó un documental informativo sobre la oficina en la que había iniciado mi trabajo. Después de 10 minutos exactos del documental, se encendió la luz y la pantalla gigante regresó a su lugar de origen. En forma muy concreta me dijo>. “ su paga será de cincuenta dólares la hora, trabajará ocho horas diarias, la oficina ha dispuesto el lugar de su residencia, no le estará permitido comunicarse con ningún familiar o conocido durante el tiempo que trabaje con nosotros, usted ha dejado de existir para ellos, su trabajo no será indefinido, cuenta con 90 días calendarios para terminar su misión, al cabo de ese tiempo, usted puede decidir si se queda con nosotros o se retira, si opta por la segunda opción, no podrá extraer ninguna información de nuestro sistema, todos los sistemas o mecanismos de grabación que porte le serán retenidos y nuestra oficina se encargará de limpiar su imagen y darle una explicación convincente a los suyos con respecto a su ausencia de un mes. Ante todo esto el muchacho solo dio las gracias y fue conducido por su guía hasta su residencia en la ciudad de los Ángeles, durante el camino no cruzaron ninguna palabra, al llegar al edificio de departamentos ella se estacionó en el frontis y le dijo: “en la recepción de su nombre y le entregarán la llave de su departamento. Mañana pasaré a recogerlo a las 6:30 a.m., no me haga esperar”. Siguió las recomendaciones de su guía y le entregaron la llave de su lujoso departamento, sobre la mesa del comedor encontró un manual que le explicaba donde se encontraba, donde podría encontrar sus alimentos y hacer otras compras. En su dormitorio había un moderno ordenador portátil.
El muchacho rápidamente depositó su mochila sobre el escritorio y extrajo de ella un objeto pequeño que parecía un radio portátil, al encenderlo una luz roja parpadeaba intermitentemente mientras recorría por todos los rincones de la habitación, después de permanecer en esa actitud durante varios minutos, apagó el instrumento y pensó: “ es inútil, toda la habitación tiene dispositivos de espionaje, no hay ni un solo lugar seguro. Total 89 días pasarán muy rápido”
Después de tomar un baño reconfortante, se dispuso a salir del departamento para hacer algunas compras, “ es momento de llenar el estómago “ dijo para sus adentros. Descendió lentamente por las escaleras del edificio de departamentos ( en las instrucciones se le había prohibido expresamente usar el ascensor ), al llegar a la recepción, la persona que lo recibió le dijo que no dejara la tarjeta que abre el departamento y que la portara con el durante toda su estadía. Apenas cruzó el dintel de la puerta principal, comenzó a timbrar el celular que le proporcionó la compañía, contestó la llamada instintivamente y una voz monocorde le dijo lo siguiente: está usted saliendo del perímetro de su residencia y solo tiene permitido dirigirse a los establecimientos que indica la cartilla de instrucciones, cualquier intento de violación a la restricción le será alertado mediante una alarma de vibración en el celular que porta. Dispone de 45 minutos para realizar sus compras, buenas noches. Colgó el teléfono y apresurando el paso se dirigió al supermercado próximo “al Walt Disney Concert Hall”, calculó que llegaría en tan solo diez minutos porque se encontraba a cuadra y media de su departamento. Apenas ingresó al supermercado volvió a timbrar el celular, esta vez primeramente observó el identificador de llamadas que marcaba número privado. “A partir de este momento dispone de 30 minutos para realizar sus compras, luego deberá abandonar el lugar para retornar a su departamento, no le está permitido entablar conversación con nadie y tampoco puede manipular o apagar este equipo...”, colgó el celular sin terminar de escuchar todas las indicaciones. Después de observar rápidamente a los compradores del Supermercado, pudo identificar a una viejecita que empujaba un coche de compras y casi no se detenía para comprar nada, solo recorría los pasillos como si estuviera paseando, se acercó a la dama y sin que pueda advertirlo colocó en uno de sus bolsillos del abrigo el celular que controlaba todos sus movimientos.
Abandonó rápidamente el establecimiento y se dirigió a otro que estaba exactamente ubicado al frente de la acera, ingresó raudamente en el lugar y encontró un teléfono público a punto de ser utilizado por otro joven como el, pero acelerando el paso prácticamente le ganó de mano el auricular, pidiendo disculpas introdujo una moneda en el aparato y marcó frenéticamente un número, al otro lado de la línea contestó una voz femenina conocida, “hola soy yo” le dijo el muchacho, “ni te imaginas en estos momentos estoy fuera del país y prácticamente preso trabajando a tiempo completo para una oficina del estado, no me dejan comunicarme con nadie y estaré de vuelta en tres meses, por favor con la mayor discreción ve a mi casa y comunica a mi familia que estoy bien de salud y que no se preocupen por mi, te amo”, “yo también, pero no entiendo todo esto”, “ después te explico con mas detalle en un mail que enviaré en unos minutos a tu correo”, dicho esto cortó la comunicación y se dirigió a una cabina de Internet abierta para el público en donde escribió muy rápidamente explicando la situación a su amada y le dio instrucciones precisas para no revelar su localización, ni su condición actual a nadie más que a sus padres.
Terminada la tarea en tan solo diez minutos, retornó al supermercado reingresó y rápidamente ubicó a la anciana quien se encontraba como la había dejado, simuló un tropezón con ella y hábilmente metió la mano en el bolsillo del abrigo de la anciana para recuperar el aparato que allí había dejado.
De retorno a su departamento, no tuvo ganas ni de comer, solo se estiró en la cama tratando de relajarse y a la vez feliz por haberse comunicado con los suyos. La noche la pasó entre sueños, sintió las suaves manos de su amada y el susurro de su dulce voz lo despertó súbitamente para darse cuenta que se encontraba solo en esa habitación que no era otra cosa que una cárcel dorada.
Los días pasaron entre el lugar del trabajo y la soledad de las noches en su habitación, como no tenía ninguna otra distracción se dedicó en cuerpo y alma a desarrollar nuevos programas, dentro de los que se puede señalar: tres programas antivirus con auto-instalación en la memoria RAM y en las unidades transportables como USB, discos compactos, etc. También creó algunos programas de cálculo, de diseño arquitectónico y por su puesto varios juegos de estrategia con entornos muy complejos e interactivos. A todo este material le puso sus llaves de seguridad y códigos de activación incapaces de ser violados por programas generadores de códigos, así como de ser “crackeados” (parchados con una carpeta que permite ejecutar el juego que fue copiado por piratas informáticos). Dentro de lo que produjo también introdujo pequeños fragmentos de programas que se colocan en los correos electrónicos o en cualquier carpeta o sitio de Internet que después de cierto tiempo se auto-ensamblan para formar un gran programa capaz de generar gran perjuicio en los ordenadores, servidores y sitios Web.
Por la mañana, provisto e los programas que había trabajado durante la noche, retornó al trabajo, en una rutina de desplazamiento el la cual le estaba prohibido hablar con nadie ni establecer ninguna clase de contacto. Al ingresar a su edificio laboral una puerta de vidrio automática se abrió para dar paso a una gran sala de recepción que aparentaba el lobby de un hotel, la recepcionista le pidió colocar su dedo índice sobre la pantalla de un aparato que parecía un pequeño scanner (de hecho era eso) y luego la persona le señaló el camino a una puerta que se abrió dejándolo ingresar a un ascensor que lo llevó directamente a su centro de operaciones. Cuando llegó a su destino, encontró que muchos de sus compañeros ya se encontraban conectados frente a su ordenador, así que no necesitó saludar a nadie porque nadie percibió la hora de su ingreso, pensó: “ hoy día no cuento para nadie, simplemente no existo para ellos”. Se sentó frente a su pantalla, se puso los auriculares y extrajo su unidad de memoria portátil la cuál conectó a su ordenador y después de hacer algunas pulsaciones con el “Mouse”, se puso a escuchar música y a jugar con algunos juegos en red. Ni la distracción de los vicios de antaño pudo sacar de su mente la situación que estaba viviendo, estaba dedicado en cuerpo y alma a lo que le gusta “conectado a un ordenador”, pero no estaba contento porque su vida, el mundo real y lo que más amaba se encontraba a muchos kilómetros a distancia.
Un mensaje emergente en la computadora “is time to lunch” le hizo reparar que tenía hambre y ver que sus compañeros de trabajo se levantaban de sus cubículos para dirigirse a una puerta, él siguió los pasos de los otros y llegó al comedor en donde ingirió un desayuno buffet, sólo, sentado en una pequeña mesa al igual que sus compañeros….”todos mis compañeros deben ser sujetos con serios desajustes emocionales producto de largas horas frente a la computadora, seguramente son adictos al ordenador que no pudieron superar el vicio que los aqueja y sus habilidades sociales se han degradado de manera muy importante. Tengo que hacer algo para salir de aquí lo más pronto posible”; pensó.
Terminó su jornada laboral de manera muy similar a la de la mañana, pero esta vez se dedicó a revisar algunos lenguajes de programación y desarmó algunos programas para ver como estaban constituidos y cómo se armaban para realizar sus funciones.
Ya en su departamento abrió su ordenador portátil y comenzó a escribir frenéticamente en un lenguaje de programación que sólo él conocía porque él mismo lo había inventado, solo por algunos momentos dejaba de escribir en el ordenador para hacer unos diagramas y gráficos, a veces volvía a escribir o a borrar sobre los trazos que previamente había impreso en el papel, después de cuatro horas, en la pantalla del ordenador se visualizaba una especie de código binario y en los papeles una serie de garabatos imposible de ser descifrados por cualquier persona, incluso el autor.
Esa mañana nuevamente en el trabajo, quedó en su cubículo, introdujo su unidad USB de almacenamiento en el computador de la oficina, presionó una tecla y el programa inició el trabajo que el había hecho el día anterior pero gracias a pequeños programas que él mismo debía de lanzarlos a la web, esta vez había diseñado un programa que se auto-ejecutaba y que buscaba de manera automática todos los sitios dedicados a actividades ilícitas en la web, lo mejor de todo era que el programa viajaba como un programa acelerador de internet, que por cierto funcionaba como tan igual que cuando utilizaba sus programas de manera manual. Terminada esta sencilla tarea se puso de pie y levantando la mano llamó la atención de su supervisor, quien después de verlo en esta actitud, se acercó prontamente y le preguntó en tono grave : “what is going on”, el muchacho le respondió : “ he terminado mi trabajo y no tengo más que hacer, deseo hablar con su jefa”, sin decir mas palabras le pidió que lo siguiera hasta la amplia oficina elegante en donde solo había un gran escritorio y la jefa sentada en el mismo estaba hablando por teléfono, mediante señas pidió que esperaran un poco. Cuando terminó de hablar por teléfono, les inquirió por el motivo de su visita, el muchacho contó lo que estaba ocurriendo y la respuesta de la jefa fue: “algo de eso nos imaginábamos, eso hace suponer que ya no te necesitaremos más en esta oficina”, “ni crea” –respondió el muchacho “ el programa puede llegar a ser detectado y eliminado por algunos servidores, entonces hay que actualizarlo o modificarlo cuando ocurra eso” y antes que hablara la jefa el muchacho se adelantó y le dijo “ puedo enviar vía internet y con firma digital las actualizaciones, es más puedo seguir trabajando para ustedes desde la comodidad de mi casa “. La jefa quedó en darle una respuesta al día siguiente….CONTINUARA
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