A José Antonio Ramos Sucre
A veces me parece que veo a José Antonio, con sus ojos desorbitados, caminando por las calles de Caracas, envuelto en un abrigo viejo, bastón en mano, huyendo de sus propios pensamientos, de su neurosis, de su angustia.
Una angustia burguesa, una angustia distinta, una angustia estúpida.
A veces lo busco entre viejas y olorosas revista Élite, llenas de dibujos art deco, de propagandas ridículas, pasadas de moda....que nos invitan a usar los polvos "Sonrisa" y la colonia "Colgate"...
Entre la fantasía elegante y burguesa, se cuela un poema suyo que se pretende revolucionario..
J.A camina veloz, lo persiguen extraños monstruos, ideas insomnes. Dobla en la esquina de Principal rumbo a su casa de la Pastora, número 19.
A veces lo veo en los diarios, tejiendo palabras, relatos absurdos, fantasías alternas, mundos mágicos y adoloridos.
Escribe lo que ve, pero lo que ve es sólo lo que ha visto con los ojos de la imaginación que tanto ha viajado...Edgar Allan Poe, Rimbaud, Baudelaire,Dumas, Homero....el Libro Tibetano de los Muertos.
Y que le dan su forma al fuego.
Por eso narra con mágica lucidez la neblina inglesa, describe la angelical chica rubia, exótica.... y los extraños paisajes que se pierde en el espacio y el tiempo...pero que no están aquí.
J.A Ramos Sucre mira hacia dentro y se resguarda de la realidad tropical, a la que teme y desprecia.
La encuentra fea, sucia, desarreglada. Le asquean los negros.
Hombre de sexualidad indescifrable, nunca se permitió conocer el Amor...
Cierra los ojos y mira a Europa. América no le interesa.
La suprime: por obra y gracia de su imaginación, Venezuela no está en su mundo.
Para él, el mundo que le rodea no existe.
Autista, vive y muere encerrado en sí mismo: la muerte no le viene del afuera sino del adentro: se suicida con veronal.
Sólo existe lo él que elige crear y que le permite sobrevivir.
Sólo existen las ninfas rubias, la campiña inglesa, las librerias y cafés parisinos...el spleen.
Por eso, J.A. es un orate. Lo reconoce, pero no alcanza a entender por qué.
Borges nació primero en Cumaná...y nunca lo supo.
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