Había una vez una chica tan pero tan delgada, que cuando hacemos el amor no puedo concentrarme en la tarea noble y divertida de disfrutar el momento y producirle placer. El sonido de sus huesos es una amenaza, el crujir violento de sus extremidades me desconcentra, es como si sus huesos no dieran para más. Un sonido como de desplome de algo con fracturas múltiples incorporado aparece. Luego de realizado el acto, para mi no tan armónico trato de disimular ese contratiempo. Pero verdaderamente que mi relación con Luisa no tiene vida. Cuando la veo venir parece un espectáculo lineal, ella tiene un verdadero síndrome lineal, nada de formas ni curvas. Ella lo sabe, y me manipula diciéndome que las mujeres “tetonas y culonas” son brutas, por supuesto que me río entre dientes para no ofenderla. Ese es el problema de la mujer inteligente, siempre trata de acomodar las cosas a su favor, su fino tacto para ganar una batalla perdida. De paso todo lo que come lo bota, parece una fuente con angelitos y todo. Tiene una obsesión por estar delgada, creo que es una lucha interna que tiene para amargarme la vida. ¡Que flaca, Dios mio¡. Cierta vez estábamos en un momento romántico, un atardecer frente al astro rey y por un momento desapareció, por lo menos yo no la vi por escasos segundos, ¿sería que fue ocultada por un rayo solar?, este fenómeno se repita a menudo. Es una chica lineal, así la llamo, contra todas sus protestas, no porque tenga pensamientos lineales, sino porque no tiene nada que se pueda palpar, que se pueda sentir. Cuando me levanto de la cama en la mañana, siempre le paso por encima, porque la confundo con una sabana. Creo que su tarea debe ser el modelaje, mostrar la ropa que lleva encima, es evidente que no podremos ver senos ni curvas espectaculares, pero al fin lo que se quiere mostrar es la ropa. ¡Al coño con las curvas!, dice siempre ella enojada. Nuestra relación está casi nula, lo que impulsó a esta situación fue una mañana cuando nos disponíamos a desayunar le dije que su fuerte era la “natación”, le recalqué. ¿Cómo es eso?, dijo abriendo sus bellos ojos, con curiosidad. “Nada por aquí, nada por acá”, le dije mostrándole sus caderas . Desde ese día no me habla, me desterró de su vida. “Y todo por un chiste malo”, dijo ella enfadada. Cómo me he arrepentido de decir ese chiste antiguo que leí en Selecciones.
Estoy mal, lo único que falta es que la chica lineal deje de ser lineal y comience a llenarse de curvas por toda su geografía, para fastidiarme, ahora precisamente que terminamos. Ella es capaz de hacerlo para vengarse de mi, ¿qué no es capaz de hacer una chica lineal?
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