POR MI HERMANA Y YO

¿ROBADO?

:- Maxi, vengo a buscar la raqueta.
:- ¿Qué raqueta?
:- La que te preste ayer.
:- Mmm.… No me prestaste ninguna.
:- Si Maxi, la Prince ¿Te acordas?
:- No, ya sabes que tengo mala memoria, pero vení, la debo tener en mi cuarto.
Maximiliano Fuentes, el hombre con la mejor suerte de toda la ciudad, dinero, negocios, mujeres, autos y toda clase de lujos. Hasta que llegó el peor día de su vida: Un accidente de tránsito. Y, con esto una enfermedad que jamás se curaría; frecuente pérdida de memoria; Muchos de sus grandes lujos desaparecieron, pero logró conservar uno muy importante para él: Su colección de arte de Picasso, de dónde misteriosamente, había desaparecido una pintura que su abuela le había obsequiado recientemente.
:- Es así Blanca, se aprovechan de mi mala memoria, pensando que no me voy a dar cuenta.
:- Pero es imposible que se hallan robado el cuadro de la abuela ¿Quién pudo ser?
:- No sé. Pero quiero averiguarlo pronto, y para eso voy a hacer una denuncia.
Luego de haber denunciado la situación a la policía, Maxi recordó que dos de sus amigos con sus novias habían estado en su casa la noche anterior, y mientras sus amigos y el miraban un partido de tenis, las chicas habían ido a la sala dónde Maxi guardaba todas su colección de arte, ya que no les interesaba el partido.
:- ¿Habrán sido ellas Blanca?
:- No creo ¿Dos chicas? ¿Y arriesgarse a la soltería?
:- No sé. Todo puede ser.
Ya eran las cinco de la tarde cuando decidió ir a la comisaría y averiguar si habían encontrado algo, pero apenas salió se su casa, los policías lo esperaban en la puerta para decirle que no había novedades.
Esa, fue la noche más larga de su vida, pesadillas, insomnio y preocupación.
Diez de la mañana, cuando alguien tocó timbre, cansado y preocupado, al abrir la puerta, Maxi se encontró con una mujer y un gran paquete.
:- ¿Quién es usted? y… ¿Qué es esto?
:- La pintura que me llevaste para que enmarcara.
:- ¿Yo te lleve una pintura?
:- Si, claro una de Picasso. Fuiste antes de ayer a mi negocio.
:- Ah… claro, la llevé a enmarcarla.
Una expresión de desconcierto se posó en la cara de Maximiliano Fuentes.