Extrapolación
Hace unas semanas se sacaron conclusiones de futuro apoyadas en los últimos meses, pues bien, el efecto mariposa, o más bien el principio cuántico de la física, volvió a desbaratar las previsiones hechas.
Ante tanto desconcierto, después de fallar las laboriosas y complicadas fórmulas, los cálculos y esos puzzles inacabados que son las estadísticas, siempre le queda a uno el recurso de echarle a Dios la culpa. Al fin y al cabo todos sabemos la cantidad de imperfecciones de su obra inacabada: el mundo. ¿Porque no me vayan a decir que se puede hacer un mundo en siete días? Y luego, quedarse uno tan ancho ¡Hombre!
Entre tanto, otros, - pero esos no son Dios- , aunque se han creído dioses, llevan tratando de arreglarlo todo creando Centrales de Inteligencia ¡Nada menos! Y algunos llamados Jefes de Estado tratan de arreglar su parcelita y ni por esas que el mundo se arregla.
Y mira que nosotros ¡los buenos ¡ estamos siempre tratando de arreglarlo un poco, pero luego llegan los malos, y ¡date!, Dios se queda tan pancho, en su trono, mirando como nos damos todos de leches, en lugar de impedir a los malos sus acciones.
Eso tendría que hacer Dios ¡diantre! ejercer su papel de Juez Supremo llamando la atención a todo aquel que se extralimita de pensamiento y obra, y castigarlo, - por ejemplo -, convirtiéndole en rana o en gusano. Entonces sí sería Dios, el Dios de los buenos ¡claro! A los malos hay que dejarlos solos, sin jefe ni patrón ¡Hala, que se pudran todos!
Esta sería la única manera de acabar esta gran obra.
¿Cómo me preguntan Vds.?: Pues eliminando a más de las tres cuartas partes del mundo, o convirtiéndolos en gusanos. Pero ¡por favor! no vayan Vds a desilusionarse porque, aunque los buenos no ganemos, el resultado va a ser el mismo.
¡Mira que Dios es listo, caramba!
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