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'La Perfección’

Mi vida es tan perfecta, que presumo ya no estar en mi cuerpo mundanal. De esta guisa acontece mi existencia: de lo prosaico fluyendo a lo piadoso y viceversa. Confirmo mi apariencia cuando deambulo por las calles. Sólo las ranitas responden a mi presencia agitando sus manitas cerúleas y escarlatas. Me abochorna tanta deferencia para con mi persona. Es que habito cerca del cementerio, más precisamente, al lado.
De allí, la familiaridad con que los visitantes se allegan. Un día, me abren la puerta. Otro, acomodan el espejo o sacuden las mantas. Son tan atentos y amigables que me consterna…
Hubo quién me planteó su metafísica:

-'¿Dime en confianza, te parece que exista el más allá?... Llevo esperando algunas estaciones y todavía no me llaman. No sé si será por mi apelativo que comienza en zeta o es que hay harto pasajero antes que yo. En realidad, fui tan abnegado en vida y ahora con lo que salen. Me siento traspapelado. Pensé que esto se trataba de algún futuro perfecto, pero, sigo de prueba, en un borrador, sin saber cuándo me pasan a limpio. Ya ni un presente digno hay en estos tiempos. Acordate, cuánto mal me hacían las erratas en la editorial, y ahora yo soy una especie de yerro del destino, un mísero testigo de mi propio karma. Corregí esto. ¡Hacé algo, sacame de este lugar!

-Bueno, bueno, no te pongas así, de estas cosas nadie sabe nada. ¿O alguien regresó para contarla? Vos sí sos incorregible, no cambias nunca, ni en tu estado. Me parece que los que vienen por acá no se fueron del todo, acaso todavía andan dando vueltas. Lo más probable es que Dios o sus colaboradores estén atareados haciendo fichas nuevas, dando de bajas y haciendo relevamientos. ¿No te acordás cuando revivió Estobardo? Se piensa que lo enviaron de nuevo para que se rectificara, era tan avaro y le tocó costear dos veces su propia mortaja. Quedate tranquilo, no es tu caso.

*

Aconteció, que alguien era muy hacendoso. Cuando me despertaba de mañana, lo tenía todo limpio, pero era distraído, dejaba las cosas en lugares insólitos. Las sillas dadas vueltas sobre las mesas, las escobas en el ropero, cremas en la heladera, los guantes en la soga y cosas por el estilo.

He tratado de atenderlos a todos, no obstante, hay veces que se acumulan ansiosos en el pasillo y comienzan los ronroneos:

-‘Te digo que yo conocí antes a Clepsidra y por eso debo entrar primero’.

- ‘No, a mí se me están desmoronando los sahumerios, además me vine arrastrando estas coronas desde lejos’.

Algunos, se vienen con almohadones y se sientan callados en el suelo. Otros, aprovechan y hacen cálculos de sus benevolencias a ver si les alcanza para un lugar más o menos placentero al borde del limbo. Les expliqué, que yo no tengo nada que ver en sus empeños por ganarse un lugar mayor refrigerado y bendito en el paraíso.

En alguna época, se había puesto de moda el visitarme para que trasmitiese alguna señal a sus familiares: ‘por favor que no llorasen porque se sienten estupendos, confortables y radiantes; los más cariñosos y apegos, que volverán ‘por más’ y cosas por el estilo.

Me he habituado a sus aspavientos. Cuando no escucho algún sonido, me siento extraña, como si me faltara ‘algo’. Claro, cómo no me voy a acostumbrar, si llevo tiempo concerniéndoles en todo y atendiendo sus caprichos respectivos. Sin ir más lejos, recuerdo que en una ocasión caminé pacientemente un par de kilómetros para adquirir unos puros. Creo que todo es cuestión de buena voluntad y tino...

Los mendruguitos de pan y el sobrante de días anteriores los dispongo en la mesa. También enciendo velitas de colores, algunas frutas de estación que cosecho del cementerio, amén de los geranios y magnolias que riego con dedicación. Cuando suenan las campanas de la capilla, llegan los cumplidos, los otros van entrando después con el crepúsculo y los tardíos cuando cantan los gallos. A veces la tertulia se pone tan encendida, que se dilata hasta la madrugada en un éxtasis asombroso.

Soy la única por aquí, que se preocupa por el estado de sus adorados extintos. Sin ir mas lejos, llegó uno que manifestó ser mi ‘ex’. Una tarde al abrir la puerta, esto fue lo que sucedió:

-¿Jorge, vos tambiénnnnn?...

- ¿Qué, acaso no soy ‘humano’?

- Sí, claro. Simplemente tu compostura en vida. Pensabas que eras ¡divino, perfecto, eterno!…

- ‘‘Todo eso lo soy, pero ahora, necesito ‘una mano’. Por una extraña razón ajena a mi persona, aún no me han llamado. Mejor dicho, lo hicieron, no obstante sigo andando y estoy descalabrado. Déjame que duerma en el sofá de tronco, ayer anduve visitando el barrio y me cruje todo el esqueleto. De los míos, nadie se ha enterado aún, si me quedo aquí esta noche te explicaré mejor. También traje algunas cepas de trébol de cuatro hojas por si te apetece plantarlas en el jardín’’

No es nada fácil salir de casa en tiempos difíciles. Los vivos tiran cosas que ya han usado: muebles antiguos, telas raídas y ropas en todas las tallas. Trato de juntarlas y venirme al camposanto, hay algunas catacumbas que están llenas de osarios que tiritan todo el tiempo de frío. No es que mi vida sea perfecta, pero, mi estado de felicidad es tan manifiesto, que por ello, tengo las serias sospechas de estar de nuevo en el mismo catálogo... ‘ Entre otras cosas, ya morí algunas veces y llevó otras tantas resucitando’.

Texto agregado el 25-01-2008, y leído por 276 visitantes. (6 votos)


Lectores Opinan
09-02-2008 Es increíble este texto, me encantó ese limbo en el que se desliza, ese lugar entre la vida y la muerte en el que la protagonista se mueve cómodamente con sus visitantes. Te felicito por tu imaginación y por tu excelente pluma. Un beso y mis estrellas. Magda gmmagdalena
27-01-2008 me gustó, un cuento muy ingenioso e interesante como planteas esas dudas existenciales...mis ***** nocheluz
26-01-2008 este es un texto arrebatador por cuanto siempre me han atraído los temas no tangibles sino explorados con un dejo de confianza e invalidada imitación, el más allá o el más acá, como sea que sea y se use, atrae por igual. Posee expectativas internas interesantes, utilizas recursos mundanos muy ad-hoc para nutrir tu pluma la cual tiene una intencionalidad exquisita, profunda, es la vida misma. on-line
26-01-2008 Un escrito que a ratos me suena a corriente de la conciencia, a mostrar esa interioridad magnífica que se hace letras en tu pluma. El escrito me ha llevado de paseo por distintos sitios, desde la vida misma, a otros que ya no percibimos a simple vista... Es sugerente y a la vez tan concreto...en ello radica este afán e leerte. Estrellas vienen volando. FaTaMoRgAnA
25-01-2008 Un cuento original,imaginativo con pinceladas que hacen sonreir.¡¡Me gustó!! almalen2005
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