¿Quienes son ustedes? ¿De donde vienen? El llamado Alción lleno mi mente y oídos y señalando al otro hombre me dijo: Kamón sanó tus heridas. Ahora te repondrás y saldrás de nuestros dominios. Tu presencia no es bienvenida.
Volviéndose a la mujer algo le dijo que yo no pude vislumbrar siquiera y salieron. Ella asintió y me dijo: Ahora recuéstate y descansa hombre de la tierra. Espera. Espera le “Hable” Por favor: - Dime de donde vienen ¿Son de este mundo?
¿Son extraterrestres? ¿Por qué viven debajo del agua?
Ella me respondió: -¿Y ustedes porque viven encima del agua? No supe que responderle. Pero insistí, sabía que si me dormía no sabría nada de nada y solo sería un mal sueño.

¿Como te llamas o como te dicen los que te conocen? Me llegó suave y fuerte su pensamiento: Certeza me dijo. Quedé estupefacto, me sonaba a palabra más bien terrestre; se lo hice saber y me miró extrañada diciéndome ese es mi nombre dado por los patriarcas. Para no quedar en un impasse le dije ¿Puedo decirte Nereida? Ese nombre me trae muchos recuerdos de mi entorno marítimo, le dije.
Riendo su rostro se iluminó y rieron sus bellos ojos: Me gusta Nereida. En las historias de mi pueblo y en sus canciones existe ese nombre desde antiguo.
Se acercó y tomándome de la mano me llevo al lecho diciéndome: Recuéstate apoya tu cabeza, descansa y acariciándome mis cabellos me dijo hace tantos años que no veía a un humano. Me incorporé -Cómo ¿Has visto como vivimos y de donde venimos?
Nereida se llevo su mano a la boca y diciendo: descansa – Ustedes en la superficie del mar, se han matado. Han hundido sus naves y sus despojos han llegado hasta nosotros, y los sirenios se han dado un festín, aparte de los tiburones.

No supe que decir. Desde hace tantos miles de años que nos venimos matando, y matando la vida en nuestro planeta, que me dio vergüenza y así se lo hice saber.

Nereida, dime ¿Que son las sirenas para ustedes? Las encuentro crueles más parecidas a nuestros animales que cazan para alimentarse. Ella me dijo: No son iguales a tus animales – Son nuestros guerreros y odian a los humanos, por todo lo que ustedes han hecho – Debes entender que nosotros teníamos también nuestras ciudades en la superficie y vivíamos entre ustedes en paz y armonía.
¿Qué paso? ¿Qué hizo o quién fue o cual fue la causa? Dímelo por favor –Necesito saberlo
Nereida continuó – Desde muy antiguo habéis quemado, destruido nuestra cultura, matando y quemando a nuestras mujeres y hombres. Las habéis llamado brujas y a ellos por su medicina los habéis matado. Por el solo hecho de predicaros el fin de los tiempos y el paso a una mejor era. Si hasta habéis matado a vuestros dioses.
Su rostro refulgía, y se fue serenando.

El silencio llegó y se apoderó del recinto. No tuve argumentos para rebatirle. Solo le dije: Nereida, culpa directa no tengo a lo sucedido, solo arrastro el peso de los pecados de mi humanidad. Yo amo el mar, amo la tierra. Amo todo lo que puebla este planeta y veo con pena como la estamos destruyendo, tanto la vida como la misma Tierra. Pero es tan corta la existencia de cada humano. Son apenas algunos años, comparada con la grandeza de la vida.

Ella me dice: Por eso estas aquí. Tus pensamientos y el de otros como tu, hacen la diferencia, de la vileza que observamos. No creas que no salimos a la superficie. Tenemos los medios y las máquinas para hacerlo. Nuestra civilización es más antigua que la de ustedes – Me miro y me dijo: Mucho más antigua y más justa, ya que tengo más de mil años de los tuyos de existencia. Y apoyando su mano en mi frente me hundí en un abismo de luces y oscuridades y alcance a oír – Vosotros sois la séptima raza inteligente en este planeta y quizás seáis la última. Y me dormí.

Aún no termino..Me prendé de Nereida..Inteligente y bella diosa de mis mares

Nomade… Desearía continuar siempre que ustedes así lo deseen