Me gustaría conocerte desnuda, caminando entre las frías baldosas del recuerdo y el querer decir entre dientes que no te pareces a nadie. Me gustaría mirar el rededor de tus senos y guardar mi vista a la mitad, ahí donde las costillas nacen y las cimas de tus montes son tan lejanas como mis deseos. Quisiera conocer tu ombligo y buscar el silencio que me comunica, desencriptar el sabor de tus tejidos y reflejarme en el cristal de tus ecos. Pero nada de ello me pertenece, sólo puedo imaginar tu entrepierna y constriurla como un pozo de bondad en el que caben todos los lamentos y se puede olvidar el resto del mundo, el resto de las penas que nos minan la vida y nos hacen morir de a poco.

Creí que había olvidado, que ya nada de eso me importaba pero ahora veo las cosas tan distintas, veo los sueños tan lejanos que a veces me pierdo entre la fantasía. Pensaba muchas cosas y ahora me doy cuenta que ninguna era cierta porque la verdad no había pensado nada. Creía que se me hacia fácil entender pero resulta que era mas difícil de lo que imaginaba y mas fácil de lo que esperaba.

Quisiera conocerte desnuda y oler el tacto de tu mirada, hacer míos tus gemidos en una suerte de estoque, quisiera probar el sabor de tus líquidos, los mismos que, celosamente, guardas por debajo de la tela, justo enmedio de tus piernas.