CIUDAD DE PLATA Y CHAROL



No me vera llegar.

-Los muertos nunca vuelven-

Solo en las voces de los sueños
y en los rostros que esperan.
La lluvia renueva violentamente
las pupilas ahogadas
en el alcohol barato y mentiroso
y el otoño se cruza de vereda,
cayendo en las manos del verdugo,
que espera en la puerta del des-encuentro.

No me vera llegar,
-
La muerte es una novia sigilosa-

Que espectante vigila,
en la siniestra y desordenada
memoria que grita,
sobre los acantilados de la desolación.
El lenguaje invisible,
teje inexplicablemente
los engranajes del destino,
nos vuelve mendigos
en ciudades de plata y charol.

No me vera llegar

-Ni tocara mi cuerpo-

Recostado en la siesta,
sediento de saliva y mentiras.
El viento arraso el temblor
y los muertos nunca vuelven...