LA PUTA
Hace cosa de dos meses,en un viaje de regreso de Madrid,conocí casualmente a una joven de Ecuador que acababa de venir de su pais.
Estaba triste por haber dejado a su gente pero también optimista por las perspectivas económicas que creía tener en España.
Me contó que había estado un tiempo en Madrid pero no había encontrado trabajo,por lo que decidió venir a Valencia donde una conocida suya le había asegurado que tendría más posibilidades.
Me dijo que su marido había muerto y que tenía dos niños pequeños a los que había dejado con su madre.
Me enseñó fotos.Dos pequeños indios pasmados por el flash de la cámara fotográfica y una anciana india fondona con su mejor delantal.Parecían felices por la foto,pero algo evidenciaba en la ansiedad de sus miradas que tenían hambre y miedo.
Mi recién conocida amiga me aseguró que en dos años esperaba regresar con dinero suficiente para sacar adelante a su familia.
Nos despedimos bajo el reloj de la Estación del Norte.Así quedó la cosa.
Yo me incorporé a mi trabajo en la sanidad y me olvidé de ese encuentro.Y fué precisamente mi trabajo el que me llevó a encontrarme de nuevo con ella.
Estaba yo haciendo un estudio sobre la incidencia del Sida en la población que ejerce la prostitución en lugares cerrados y eso me llevó a hacer unas encuestas en clubs de carretera en los que,cosa dificil,me permitieran el acceso.
No había conseguido todavía ninguna cuando decidí entrar en un club,con aspecto de tugurio infecto,medio escondido entre un grupo de casas junto a una gasolinera.Sólo un siniestro tubo de neón me avisó de su presencia.
Llamé a la puerta y luego de dar ciertas explicaciones me dejaron entrar,pues tuve la suerte de topar con una encargada bastante sensibilizada con el tema y ansiosa por conocer la información que yo quería darles sobre las enfermedades de transmisión sexual.
Una vez dentro,cuando mi vista se acostumbró a la penumbra del local,efectivamente un tugurio,reconocí entre un racimo de mujeres asustadas una cara conocida.Era Mercedes,pues así se llamaba,aunque ahora lo había cambiado y se hacía llamar Susi.
Su transformación había sido tremenda.Su alegría y su optimismo se habían esfumado totalmente.Me impactó su aspecto de animal acorralado.
Me contó entonces que el trabajo que le había ofrecido su amiga consistía en eso,en hacer de puta.Los otros posibles trabajos exigían tener papeles y eso con la nueva ley de extrangería se había convertido en poco menos que imposible.
Me contó también que ganaba bastante dinero,pues a los hombres de aquí les gustaban mucho las mujeres de otros lugares y además ella era joven y bonita.Lástima que tuviera que malgastar asÍ su juventud y posiblemente su salud,eso sobre todo le creaba una gran preocupación.
Su presunta amiga le exigía una parte de sus ganancias por haberle conseguido el trabajo,por tener la protección de "unos amigos" y por mantener su anonimato de ilegal,pues la nueva ley iba a aplicar la expulsión sistemática de los ilegales.
Me confesó sus sospechas de estar atrapada en alguna red de explotación de mujeres como ella,que habían adquirido deudas importantes en sus paises para costearse el viaje,y que tendría que trabajar mucho tiempo en esas condiciones para poder regresar.
Pero su mayor preocupación era no poder hacerlo por causa de alguna terrible enfermedad de la que podría contagiarse allí mismo,me habló de sus temores al no saber que tenía que hacer para evitarlo y donde tenía que ir en caso de encontrarse mal.Se quejó también de las condiciones higiénicas del lugar.
Yo no pude hacer más que informarle sobre la necesidad absoluta de usar siempre preservativo y de hacerse revisiones periódicas,así como de los recursos,siempre ofrecidos por las O.N.G..,a los que podría acudir en caso de enfermedad o necesidad de orientación.
Volvió a enseñarme las fotos de sus hijos y de su viejita y lloró.
Las otras mujeres del club nos observaban con una mirada pétrea.
Finalmente,Mercedes sonrió,se alisó la minifalda,escondió una teta desmadrada en la brevedad de la tela que la cubría y con gesto helado me dijo:
÷Al menos yo hablo el mismo idioma que ustedes,no como estas pobres chicas que vienen de Africa y que,además de ser negras,sólo hablan inglés.
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