Inicio / Cuenteros Locales / dentrodelperro / Tres horas y un llamado
Pasaron dos horas desde que se había sentado a esperar el llamado. Sesenta minutos de incertidumbre y sesenta minutos de desesperación. Se levantó y encendió un cigarrillo. En ese preciso instante quebró tres años de abstinencia al tabaco, pero ni pensó en ello cuando dio la primera pitada.
La poca calma que había logrado obtener se fue consumiendo conforme el cigarrillo se iba transformando en cenizas. Levantó el tubo para constatar que tenía tono. Y tenía.
Se sentó nuevamente y trató de pensar en otra cosa. Un recuerdo feliz quizás ayudara, pero su mente solo tenía lugar para el llamado inminente. Comenzó a mover los pies a un ritmo cada vez más furioso. Prendió otro cigarrillo y sus pies se tranquilizaron un poco.
Las colillas fueron poblando el gran cenicero de bronce con forma de mosca hasta llegar a veinte. Al costado, abollada, estaba la caja blanca y roja de Marlboro y un poco más allá, el encendedor verde se reflejaba en el portarretratos.
Cincuenta y nueve incordiosos minutos más pasaron. El teléfono seguía teniendo tono y él, cada vez menos paciencia. Una pistola gris de oscuro pasado pasó a ocupar el lugar del particular cenicero.
El reloj de pared marcó las doce en punto. Sonó un disparo y al segundo, el teléfono inundó el silencio de la pequeña habitación de dos puertas y una ventana con su chirriante sonido. |
Texto agregado el 23-01-2008, y leído por 93
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