Consideradme amor de apenas nadie, amante de muchos.
Curioso es que, como buena mujer que soy, sólo los no correspondidos,
en la mayoría de casos, son los que terminan dejándome marca.
Me gustan los retos, será por eso.
Y ya que me sincero diré que no es quién me deja marca en la cama
quién suele dejarme heridas en el corazón, a la contra.
Qué triste es que mi corazón corresponda a quién no sabe mantenerlo,
pues hay que mimarlo, y limpiarle las heridas, y besarle las aortas para
que junto a alguien sobreviva, pero no es tarea fácil... con lo que mi pobre
órgano se resigna a sobrevivir y se alimenta de goces recíprocos con
cuerpos ajenos... triste sí, pero mordiente, sublime a la vez...
Qué poco cuerda soy.
Los pliegues de mi cerebro, al menos parte de ellos, están ya tatuados,
devorados, pintados con acuarelas, acrílicos, desgarrados por zarpazos...
pero gracias a quién sabe qué soy mujer de coco y tengo mucho más
cerebro del que soy consciente tener, con lo cual hay sitio para muchas
cosas más... por ejemplo para Esperanza, aunque no se queda corta
Soledad... la primera nunca se cansa de darme golpecitos por dentro
del cráneo para hacerse oír, aunque ya anda la pobre débil...
la segunda no hace más que salírseme por los poros en forma
de fragancia...
Y yo les pregunto:
- Porqué me golpeas tan incesantemente, Esperanza?...
...y Soledad, porqué te me conviertes en esencia?
Y ellas me responden sin dilación alguna:
- Mi condición es no rendirme ante nada, aunque ya esté
cansada, soy Esperanza y te golpeo porque, escúchame,
sólo quién capaz de oírme sea, podrá tenerte, querernos...
- Y yo no me reconvierto en fragancia para atraer por lástima a
nadie como un imán, no, lo hago así porque estando a flor de piel,
el día que un abrazo (in)esperado venga a ti, podré, pues mi sitio
no es contigo, evaporarme con facilidad...
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