(03/04/07) Hoy me detengo a escribirte unas cuantas líneas, las que traicionan mi voluntad de no escribirte, de no pensarte, de no desearte… Hoy me detengo vencido por mí mismo, vencido por mi corazón y mis emociones, y de nuevo te escribo, te escribo versos renovados, pero llenos de tantos otros que ya te escrito, transformados por la magia de un autor enamorado de su musa… Tú.
Esta lejanía lejos de ayudarme, me vuelve loco, loco de celos que me invento, de escenas que recreo en mi mente en la cual te he perdido sin siquiera haberte podido tener, sin siquiera haberte podido probar lo mucho que estoy dispuesto a cuidar de ti, a velar tus sueños, a hacerte reír… Esta misma lejanía me vuelve esclavo de pensamientos tontos, me vuelve un ser frustrado y angustiado por los segundos que te siento lejos… ¡Maldita lejanía! No, maldito yo por creerte lejos…Maldito yo y siempre yo.
Nadie nunca había inspirado en mí versos tan llenos de pasión, amor y angustia; versos que sólo consiguen sosiego en tu nombre, en tu recuerdo, en mis memorias, las memorias de un hombre que te ha amado cuando ni el mismo amor sabía que te amaría. Nadie nunca me había hecho escribir una prosa libre sintiéndome preso, preso de una inspiración que hoy traicionó mi voluntad, que me incitó a crear, pensar, transmitir, que me incitó a amarte en cada letra…Te amo.
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