Espera que tus manos no tiemblen al tocar el fruto sagrado, que tus labios se despojen del tacto tan sutil que hace vibrar, de tu pequeño mundo que te hace girar, piérdete en el grano mas remoto de sal, siente como las llagas vibran al tocar su voz, como tu pelo se eriza al respirar su hedor.
Espera con temor al naufragio del sudor de tu frente, no llores ni gimas piedad, que tu corazón ya no es tuyo, sólo es. Pregunta al cielo por tu nombre y escríbelo con tu lengua sobre roca, que solo es una etiqueta más.
Espera al suspiro de tu alma que carece de voluntad y se envuelve de sentimientos idólatras que te envuelven en su torbellino y te azotan después, observa como se desvanecen al amanecer y viven en su piel.
Espera el aullar de tu nariz bajo la tenue luna llena, inhala todo el poder que de ella emana, retuercete en su esencia y conviértete en la bestia que escondes, que eres, que disfrazas, espera el momento.
Espera que al querer dar vuelta atrás y te tropieces con tus pisadas por querer correr lo que debiste caminar y tu espíritu toque fondo, no derrames lágrimas cuando tu corazón se vaya y no puedas seguirle.
Entonces, espera por mí, por todo lo que te ofrecí, por todo lo que te soñé y te sentí, por los sollozos que desperdicié en momentos de soledad, espera como yo esperé. |