Soy hechicera en la arena desnuda
de las pieles cazadas en las noches de luna.

Soy tormenta de fuego en tu vientre corrupto.
Soy abismo en el manantial de tus ojos
y silencio en tu cuerpo castizo.

Mutante viviente de un sueño pasado,
sincera asesina de recuerdo grises
e ilusiones profanas.

Verdadera arpía de tus ojos
y esclava de la suerte,
infante de la noche
y veneno sabio de la hiel.

Soy aquella flor
que lleva espinas en los pétalos y narcótica fragancia.
Fui desierto en la lluvia,
fui hoguera en el lago
y manantial en el infierno.

Soy esa que se transforma en serpiente cuando baila,
que es imán cuando mira a los ojos,
que es poción cuando la vida se acaba
y te da vida con sólo sus deseos primitivos.

Soy una viviente cautiva de sus propios deseos malditos,
de su autocastigo placentero,
de sus quejidos nocturnos mientras los látigos rompen la piel como cuchillos.

Soy lo que quieres que sea
porque así lo ha escrito mi propio puño y letra.
Soy deshonra absoluta del alma.
Soy benefactora de los infiernos
y guardián de los secretos más perversos del horizonte.

Mutante de un presente soslayado,
viviendo un futuro olvidado
y un pasado quebrado en mil insectos verdes.
Soy fiera en tus sueños más ocultos
y en tus sábanas son pecado y culpa.

Arráncame la cabeza con tus manos
y traspasa mis entrañas con tus dientes,
corrompe mis espacios con tus uñas
y marca mi piel con tu castigo una vez más.

Soy una mutante viviente que adora
sufrir en el día y reír en la noche.
Que llora lágrimas negras para no olvidar escribir.
Que pierde el sentido con el son del oriente
y que busca libertad entre el libertinaje de la vida fantasmal.

Soy…
Día…
Noche…
Sumisión corrupta…

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