Casi siempre me sorprendo del silencio. También en y en el silencio me sorprendo. Él es la ducha perfecta, válida y extraña que limpia el desosiego que se haya embarrado en algunas partes de mi vida. Pero ¿qué entiendo por silencio?. Dos cosas: primero, el menor ruido posible; segundo, es una actitud ante la vida, ante el mundo, ante los otros, ante el Otro, ante ti.
¿El menor ruido posible? Sí, pero no en el sentido de callar el ambiente y taparse las orejas para escuchar lo menos posible, no, sino de callarme, es decir, ausentar el sonido de mi voz, con el fin de dejar que mis pensamientos penetren en los sonidos que no puedo callar, trascegar mis pensamientos, o mejor dicho, el esquema por el cual pienso y siento el mundo, trascegarlo, como he mencionado, de mi yo a los sonido que no puedo callar, trasegarlos por medio de mi mudez. trascegar sonidos tales como el del cercanías (tren ligero), del ventilador que suena en la habitación de mi vecino, del aire, de tu voz... Y de este modo transformar dichos sonidos en mi propia voz, en mi propio gozo… Pues no sé de qué cualidad participa mi ser que hace que los sonidos no dependientes de mí me resulten melodías puras, sonidos hermosos que, si bien es cierto se dan sin mí, no menos cierto es que se dan y hago que se den para mí o bien, hago lo posible por saber que también están hechos para mí. ¡Qué pleno soy cuando gozo de esos sonidos en los cuales yo no intervengo para producirlos, porque ya están allí, siendo parte del movimiento de mundo y, sin embargo, se unen mí, o yo a ellos!. Para mí el silencio es el menor ruido posible en mí, no en el mundo ni en el otro y mucho menos en ti, eso ya depende de la ambientación, del otro, de ti. Y así es como disfruto de la voz del otro, del mensaje del otro, de la voz del mundo, de la voz de la actividad del mundo, de tu voz. Por ello el silencio es mi condición necesaria para captar la belleza de un sonido, incluso de un ruido. El silencio, como el menor ruido posible en mí, es sólo una manera de gozar, de escuchar. Es mi manera preferida de escucharte y, por qué no decirlo, mi manera más natural: Es la puerta abierta a emitir mi voz. De hecho, la música que de ordinario escucho, aunque sea muy “ruidosa”, y me refiero al rock, es posible en la medida en que, en silencio, la escuche y la goce. El canto no es más que el silencio que se encarna en los sonidos más hermosos.
Por eso pienso que tanto el sonido como el silencio van unidos. Y no porque el silencio me sorprenda el sonido no me gusta. Al contrario, el silencio me sorprende, el sonido me hace hablar; el silencio me hace gozar, el sonido hace que yo haga silencio para poder vivir el sonido. Y cuando yo hago sonido es para vivir el silencio. Creo que la comunicación es escribir con tinta de sonidos en la hoja del silencio. ¡Que la tinta sea indeleble o no, ese ya es otro tema! Y para leer esos textos hace falta silencio o atención, como le llaman algunos. Por lo tanto, pienso que los sonidos son el punto intermedio entre el silencio y la incomunicabilidad que están siempre presentes en la vida. Por eso la vida es misteriosa, porque cuando no hay sonidos, resulta extraña, como si no hubiera vida. La ausencia de una persona amada, por ejemplo, es una forma de silencio, silencio que nos mueve a emitir sonidos, a hacer presente a esa presencia. Por eso un día le dije a cierta persona: “Si te callas me tendrás a tu lado”. Esta frese equivale a decir: “Mira el silencio de mí, mira ese hueco sin sonidos de mi ser, luego háblame, pero no me hables como si estuvieras diciéndome cualquier cosa, háblame de tal manera que tú vivas concientemente con mi presencia, de tal manera que yo sea conciente de que vives con mi presencia y de tal manera que yo viva concientemente presente contigo”. “Si no te callas estaré totalmente perdido a tú lado”.
Por eso entiendo que el silencio también es una actitud ante la vida. La vida sin silencio seria como la depresión sin sentido, como la guerra, como ese hueco que de vez en cuando viene a visitarme, sí, como ese hueco que en silencio puede visitarte sin que te enteres de él. Porque el silencio es la mejor respuesta que he podido dar. Porque el sonido es la mejor manera de dar mi silencio.
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