En la noche en que nos conocimos hacía frío y la luna había muerto. Era un hombre robusto, de atuendo sencillo y rasgos normales. Nada especial. Al principio creí que me iba a asaltar cuando me cerró el paso en aquella calle oscura y solitaria. Estaba dispuesto a darle mi cartera para evitar cualquier tipo de violencia innecesaria, pero el desconocido dijo que no me asustara, que sólo quería darme algo de gran valor. No entendí la idea, sin embargo, entendí que debía obedecer. Del chaleco sacó una caja de madera. La abrió frente a mis incrédulos ojos. El interior estaba forrado de terciopelo rojo y en filas ordenadas había una gran cantidad de pequeños recipientes guardando un liquido metálico.
"El cuerpo humano -comenzó a explicarme- es una máquina que se desgasta con el tiempo. La muerte es la consecuencia del desgaste que sufrimos con el paso de los años. El alma es inmortal, pero el cuerpo no. Ese es el problema que se debe solucionar para ser inmortal: renovar el cuerpo después de un determinado período de desgaste. La medicina actual sólo ayuda a sobrellevar el dolor. Eso no es suficiente. Este líquido que ves aquí lo recibí hace ya muchos años de un desconocido. No sé qué contiene ni quién lo hizo, pero seguí las instrucciones que me fueron dadas; ahora te doy las instrucciones a ti. Debes inyectarte el contenido de un recipiente una vez al año. Después de la inyección es necesario que te quedes en cama durante una semana porque tus órganos, tus huesos, tu piel, en si, cada mínima parte de tu cuerpo se renovará. Sufrirás dolores y otras molestias peores, pero al final tu cuerpo estará limpio de enfermedades, problemas y desgaste. Sentirás nueva vida en tus venas y descubrirás entusiasmado cuán fuertes pueden ser tus músculos. Durante un año podrás vivir sin enfermedades. Repite ese proceso cada año y podrás conservar la edad que ahora tienes. Hay cientos de recipientes en esta caja. El día que te canses de vivir así puedes comenzar a vivir normal y envejecer como todos; para eso sólo es necesario que no te inyectes el líquido. No te preocupes, no envejecerás de repente ni tu cuerpo sufrirá alguna metamorfosis extraña. Vivirás los años que tu cuerpo aguante el desgaste de la vida. Pero si debes cumplir una tarea antes de decidirte a morir: es necesario que entregues este tesoro a otro desconocido, al azar, como lo hago ahora contigo. Si puedes vivir todos los años que contiene esta caja, muy bien, pero hasta ahora ninguno de tus antecesores ha soportado la soledad de la inmortalidad. Espero que tengas más suerte..."
El extraño me dio la caja y sin despedirse se alejó de mi, con paso ágil.
Eso sucedió hace más de ochenta años.
Ahora estoy aquí, en una calle solitaria, esperando. |