Un estruendo al atardecer…

Se escuchó con la calida brisa del atardecer un estruendo en los desiertos. Fue el… ¡el gran maestro!, el maestro de Aakthon, Grafhrel….

Cuando Gafhrel fue llamado por los ejércitos celestiales en la juventud de Aakthon, el cielo vio levantar sus triunfos, pero Oprahis cedió terreno a los engendros…

Muchos siglos después, Gafhrel se enteró de la trágica muerte de su aprendiz, su esperanza de verlo dirigir los ejércitos de Ángeles a su lado se destruyó, quiso en lo mas profundo de su ser volver a Oprahis… pero su deber en las celestiales batallas fue mas fuerte, sintió que por segunda vez lo abandonaba, sabía que con su poder podía acabar con la devastación de Brasulor, pero aquel que resucitó al tercer día se lo impidió…

Izharwik, escuchó el estruendo y pensó que el mismo Brauslor sacudía los desiertos, pero no fue así…

Gafhrel levantó por los aires al joven demonio, este despertó y buscó su espada…al no encontrarla se quitó su oscuro manto para atacar tan solo con sus manos, mostró sus claros y brillantes ojos en una expresión de ira, pero recibió un certero golpe que le destrozó su mano derecha… al caer al piso, quedó en evidencia su brazo, aquel brazo que conservaba la marca de las sirenas, el brillo intenso de la marca paralizó a Gafhrel, quien rugió…¡Quien eres!... ante eso Izharwik voló sobre su espada y atacó. Bastó que tan solo empuñara la espada para recibir por otro certero golpe…

Cuando recobró la conciencia, vio la imagen de un ser luminoso frente a el que curaba sus heridas y se calmó…

El magnifico ser dijo, soy Gafhrel… el abuelo de Aakthon…Escapé de otras batallas para rescatar a Aakthon, pero no he llegado a tiempo, mis poderes me trajeron a este lugar, ¿quien eres tu?; soy Izharwik, su aprendiz y guardo su sepultura de los engendros… la marca que ves en mi brazo, es la sangre de mi maestro al momento de morir, en ese instante Gafhrel se paralizó, fue tan solo un instante en que todo sonido fue silenciado, y los desiertos temblaron…Gafhrel mostró todo su poder…la tierra tembló, el viento se apagó en Oprajthas y las montanas de Hizhalim se destruyeron aplastando a engendros y demonios….la explosión pudo verse desde el cielo opacando las batallas que ahí se desarrollaban… y aquel que resucitó al tercer día llamó a su ejercito para una tregua... los ejércitos celestiales pudieron llorar en paz a su héroe abandonado…