Me encontraba en un barcito de la calle Pedro Goyena, mi calle preferida en el barrio de Caballito, una calle amplia, arbolada con esos árboles de copa frondosa que se entrecruzan sus ramas como abrazándose en el centro de la calle. Estaba frente al ventanal ensimismada en mis pensamientos, recordándote, dibujando tu rostro en el vidrio y sintiendo tu presencia a mi lado, que bella fue la conversación que tuvimos esta tarde y que nostalgia me causó la despedida. Suspiré y en ese suspiro me tragué tu aliento, y con el tu esencia inundó todo mi ser.
Que plena me sentí!!!!
De pronto una voz femenina se escucha diciendo justamente las palabras de nuestra canción...y mi oído afinó para detectar de donde provenía, quedé en suspenso escuchando el diálogo que sostenía una pareja que estaba detrás mio.
- Ay amor mío..., aquella canción de Eduardo Aute, vuelve a resonar en mis oídos...
- Que bello fue el reencuentro y como bien dijiste que triste la despedida.
- Hoy se volvieron a cruzar nuestros caminos,.
- Cuanto hace que nos conocemos?
- Mucho tiempo, o quizás recién ahora nos estamos descubriendo.
- Es verdad cuantas cosas ignorábamos uno del otro, pequeños detalles, será que me estoy poniendo viejo, no me canso de mirarte, que bella eres!!!
- Tu no te quedas atrás, quizás los bigotes y la barba con más canas, pero conservas esa sonrisa y el brillo de tus ojos es distinto como si estuviesen avivados por un fuego contenido....no sé...disculpa se me ocurre cada cosa.
- Es el fuego que me provoca tu presencia y no puedo disimular estas ganas locas de vos, miro tu labios y quisiera taparlos con un beso.
- No te prives, si es lo que deseo..., pero guarda la compostura que estamos en un lugar público!!!
No pude aguantar mi curiosidad y voltee la cabeza para ver quien mantenía un diálogo tan amoroso y ví como se besaban apasionadamente... Sin importar que los estuviese observando. El acarició sus cabellos con tanta ternura, ella besó su cuello con tanta pasión.
De pronto el hizo un gesto y pidió la cuenta.
Me sentí descubierta y volví a mirar por la ventana, medio inquieta por la situación.
Cuando sentí el ruido al correr las sillas volví otra vez mi cabeza hacia la pareja, y me detuve en ellos.
No puedo precisar la edad, pero doy fe que eran de edad avanzada, la señora con cabello rubio, vestida como una señora!!! Y radiante como una adolescente, el señor de cabello oscuro cubierto de canas como un pico nevado. Salieron abrazados, mi mirada los acompañó. Al llegar a la mitad de cuadra el la tomó por la cintura y ella se colgó de su cuello volvieron a besarse. Intenso...tan intenso como nuestros besos.
Puedo decirte que sentí algo de envidia y a la vez sentí la necesidad de correr a tu encuentro.
Que bello es el amor, y que bello es ver a una pareja que en edad madura se profesan mimos, besos y caricias sin ocultar sus sentimientos.
Quisiera amor llegar a esa edad así con la alegría de sorprendernos mutuamente, con el recuerdo de nuestra canción, con la ternura de redescubrirnos, con la pasión de seguir enamorados, con la avidez de caricias y besos compartidos...
Quedé en estado de contemplación no sé cuanto tiempo...
No te oí llegar solo sentí tu boca en mi cuello tus manos en mi pecho y el aroma de tu piel invadiendo todo mi ser...
- Ay amor mío....estaba pensando en vos.
- Y yo no pude resistir la tentación de venir a comerte a besos.
- No te prives, pero acuérdate que estamos en un lugar público!!!
- El lugar será muy público, pero tu eres mi propiedad privada.
Reímos, nos abrazamos y salimos de aquel bar, en la mitad de cuadra se volvió a repetir la escena de la cual celosamente sentí algo de envidia.
Me sentí plenamente feliz!!!!
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