La Garganta
- ¡¡Mirá, mirá, mirá!! Sacale una foto. ¡¡Se van para La Francia con el culo roto!!
Y todo eso, tratando de mantener el equilibrio y cuidando la garganta. O mejor sería seguirle el ritmo al gordo del redoblante, que con suma agilidad canta, toca, salta y putea como pocas veces se vio en una cancha de fútbol (o fulbo si le suena más familiar).
-¡¿Pero qué cobraste?! ¡¿Mal aliento?!
El primer bocado de chori que se queda atragantado y hay que recurrir a la coca (si es posible mezclada con algún derivado de la uva, como para darle un gustito distinto) siempre protegiendo la garganta.
Cuarenta y tres minutos del segundo tiempo y hasta las viejas putean y se cuelgan del alambrado.
Cuarenta y ocho minutos y al cero a cero no lo rompe ni Cristo. Pero esperá que ahí se vienen con todo, son tres contra dos, ahí se la tocan al “wing” derecho, que seguro lo pasa como parado al tres nuestro (qué te dije), ya se la cuelgan para el nueve, que casi cinco metros adelantado nos clava una chilena y nos manda al descenso.
-¡”ORSAI”! ¡”ORSAI”!
No queda más remedio que bajarse a pique de la tribuna y recurriendo a las habilidades que uno tiene, decorarle la camiseta al hijo de mil puta del “leiman”, que se hace olímpicamente el pelotudo, mientras le dejo saludos para su hermana, su vieja y su suegra.
Para algo había que cuidar la garganta.
Y bueno. Habrá que juntar los “trapos”, guardar los “cuetes” para año nuevo y devolver el bombo y los redoblantes. Pero sobre todo, esperar a que se pase esta sensación de caminar incómodo porque otra vez el “leiman” nos metió el banderín en el ojo.
|