Hoy derramaremos los sollozos de la gorda gris por última vez, y es que tiene un problema al interior de su piel, se le coaguló su angustia y amargura tan ácidas. Se escuchan sus quejidos cuando le brindamos esa intensa llamarada -azul. Ha sido siempre tan especial, entregadísima a nuestras manos, toscas y duras todas, y ella con su pesadez nos cutivaba de equilibrio, de espesura en su bulimia pálida y caliente... nunca hervida. No estaba hervida, no, nunca, porque nuestro fuego querido lo tenemos que cuidar... pero eso es una cosa sin importancia; el café no se toma con agua hervida. Textrañaremos totora, pero el sarro es mucho, y el dinero lo tenemos para reemplazarte.
Y a mí qué va a importarme queridos, estuve tanto tiempo con ustedes, y ya entiendo lo que pasa, no hay problema, voy a casa, a una nueva, una no vista, ¿No_os parece_emocionante? El cariño no impide la distancia, y desde allá o desde la nada ha quedado nuestro tiempo en la pálida memoria vuestra, en la mía cargada de sinsabores abúlicos desde la infancia. Aquí no importa lo que ha pasado, pero nos vamos siendo amigos, caballeros, sus torpes caricias me han tensado el lomo, mas también lo alivianaron. |