FLOR DE PRIMAVERA (EL DILEMA DE DIOS)
Era el mejor día de su vida. Sentada sobre la pradera, mirando hacia el infinito reflexionaba.
- Primero, debió haber sido la luz, o de lo contrario no hubiera podido testificar su propia creación. Luego, para darle sentido a su obra, probablemente creó el ser - dijo a sí misma.
- Aunque... no tiene total sentido, porque Dios, desde un comienzo, debió haber sido; además, la realidad no es tan práctica - continuó - En el comienzo debió haber creado el tiempo y el espacio. Luego, por amor, lo llenó de secuencias matemáticas, ecuaciones, estructuras, límites, teoremas, axiomas y paradojas... ¡Y claro! Posteriormente fueron las letras; la perfecta herramienta para defragmentar y plasmar la realidad numérica, lingüística y semiótica.
Un minuto de silencio. Tras un suspiro cayó una lágrima (se vio reflejada en el espejo de la realidad material).
- Nacer, crecer, comer, dormir, morir - dijo con ironía - ¿Y yo? Yo soy y no puedo dejar de ser.
- Dios creó el universo, lo escribió y lo estructuró... lo deterioró. Vida. Muerte. Sólo existe lo que puede existir, nada más. Existir... el acto más dulce y doloroso jamás creado... un error. ¡Anatema, todo es anatema! El tiempo es tiempo y el vacío es vacío; y yo... no puedo dejar de ser. Una ilusión... soy una imagen - dijo entre ira y angustia.
- Soy un sueño... un producto de la narrativa; el cuerpo de la ficción. Quiero gritar, pero no tengo voz, soy sólo un relato. No puedo moverme en el mundo de lo real. Duele, realmente duele. ¡Oh Dios, haz algo por mí...! Soy un simple ente estático - dijo una flor en un tibio amanecer de primavera...
©2005 David Escandón V. |