Hacía frío,el viento jugaba con las hojas haciendo remolinos contra la pared.El viejo sacerdote trtaba en vano de sujetar su sotana.El rosario que llevaba atado en la cintura se balanceaba como buscando refugio en los pliegues del hábito.
El lento anochecer presagiaba una noche muy larga,muy fría y muy solitaria.
Sonrió al darse cuenta de sus pensamientos.Tantos años siendo amigo,consejero,a veces,hasta juez de conductas ajenas....Tantas cosas guardadas bajo el secreto de confesión....
Siempre se había mantenido al margen de las miserias humanas,trataba,sobre todo de mantener su alama sin mancha.
Conocía casi de memoria y podía adivinar los pecados que sus fieles le traian cada domingo.
-Mañana es domingo...-pensó.
Esta iba a ser una n oche especial para pensar en el sermón .Sin dudas hallaría tema en la lujuria,en la prostitución y citaría el mandamiento que habla de no desear la mujer del prójimo y le echaría una mirada casi al pasar al viejo carnicero.
Podría la carne ser tan débil?.Podría, de verdad,el sexo anular la mente de los hombres hasta convertirlos en animales instintivos??.Se quedó pensando en eso...
El sexo,el deseo,sus instintos masculinos no habían podido con él ,su fe era mucho mas fuerte.
Estaba convencido de que su destino era ser sacerdote,darse por entero a una religion que exigía castidad y devoción.
Los peores años ya habían pasado.Noches enteras rezando el rosario una y otra vez hasta alejar la tentación.
Fueron años muy dificiles,pero ya habian pasado.El joven de cara aniñada ya era un hombre con la cabeza grisacea,anteojos que lo ayudaban a ver mejor,manos cansadas de trabajar,pies callosos de caminar por esas calles.
La habitación que ocupaba en la iglesia era pequeña pero cómoda.Pocos muebles,una silla con una mesa enfrente,una cama de una plaza pulcramente arreglada,una cruz en la pared y mas alla,un poster del Papa con una cita biblica al pie.
Llenaba la habitación el perfume de unos jazmines que,como al descuido,colgaban de un vaso ,algo amarillentos,algo marchitos.
Alguien golpea a la puerta.Quien podría ser?.Casi nunca recibía a nadie por eso se dirigió hacia allí con un gesto de extrañeza en la cara.
Gesto que cambió radicalmente al ver a la mujer que tenía enfrente.
La miró de la cabez a los pies sin creer lo que veía.
La melena rubia caía en bucles sobre los hombros desnudos,los ojos demasiado pintados lo miraban fijamente.Ella movió la boca para hablar y él prestó atención a aquella boca que sonreía bajo una gruesa capa de lápiz labial.El vestido amarillo se ajustaba perfectamente a su cuerpo y dejaba los muslos firmes y jovenes al descubierto.
Zapatos de tacos muy altos remataban el atuendo de aquella misteriosa aparición.
Ella caminó hacia adelante y entro en la habitación casi a la fuerza,obligándolo a dar un paso atrás y cerró la puerta tras de sí.
Sn hablar comenzó a sacarse la ropa quedando totalmente desnuda.El sacerdote dio un paso atrás,las piernas se le aflojaron y tuvo que sostenerse de la mesa.La transpiración de las manos dejo una mancha oscura sobre la madera.
Ella dio un paso adelante y él uno atrás.Sus piernas chocaron con la cama y ya no pudo retroceder aunque ella seguía avanzando....
Con dedos ágiles y precisos desabrochó cada botón de la sotana.Sus manos hábiles hicieron saltar todos sus resortes internos.....
Fue una noche muy corta con un despertar amargo.En la habitación las luces de la mañana encontraron a un hombre derrotado,llorando sobre la cama con la cruz apretada entre las manos.
Llenaba el aire un fuerte olor a azufre..... |