acababa de bañarme y por la primera vez me sentí limpio, limpio de eso que tanto daño le hace al alma. voces selladas durante el día sobre la pizarra cristalina del interior, textos de libros que marachan como soldados de letras, pensamientos impotentes de darse a la realidad, sentimientos abortados... tantas cosas se llena de uno que es imposible que el alma se indigeste. es como una boca amante del vacío, de eso que es subjetivo e irreal y que mantiene vivo a tanta gente, alimentándola de su relativa vibración durante el resto de su vida... me dije que no era cierto, que mi vida era como las notas que toco en el viejo piano por la noche y sin mas luz que el fuego que alumbra mis sentimientos... el amor es todo lo que quiero, y por la primera vez sé y siento que estoy relleno de ello...
había sido un día generoso, bueno, puse todo en su lugar. primero este corazón anhelante de afecto real. le escuché y me puse a meditar y así, salí a la calle. ya era medio día y todo estaba atrasado, pero, este corazón hambriento de amor, todo debía prooceder de su lugar natal... tomé el auto y supe a lo lejos que era feliz. sentía todo, estaba vivo, respiraba, escuchaba música bella. miraba a gente de todos los credos y niveles sociales, y sentía que todo estaba en su lugar. vi a un niño, le acaricié y cuando le pregunté su nombre, pronunció el mío... sonreí y supe que todo estaba en su lugar, todo, todo... seguí en mi camino hasta llegar al taller. vi rostros adustos, esperando mi llegada. no dije nada ni un gesto, tan solo sonreí sutilmente, y ellos siguieron sus trabajos.
ya era medio día, luego, la noche y mientras escribía un poema supe que todo iba a ser perfecto... cerré el taller y cuando la noche mojaba mi momento, abrí el corazón salió un ave roja, cantando, volando... era mi libertad, mi corazón que se iba y venía como el hálito que pasa a través de mi ser y me da vida día a día, noche a noche, con tanta bondad y humildad que me puse a llorar sin derramar lágrimas... era feliz en una noche perfecta y llena de amor, amor por la vida misma...
ya en mi casa el vacío esperaba como una bocaza negra y muda. abrí mi pecho y volvió mi ave roja... brilló y todo se hizo verde claro, luego, amarillo, violeta, naranja, todo se volvió de tantos colores y sonidos que supe que mi vida estaba llena de magia, sí, todo estaba en su lugar, todo, incluso este instante en que escribo, sintiendo que lo que hago, sale dentro de mí...
san isidro, enero del 2008
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