El, cansado de trabajar. Ella de pelar patatas y de su vida.
Suena Frank Sinatra en la radio, suena Frank Sinatra en sus cabezas, y bailan al compás, ella se niega, rehuye, aligera las manos, levanta los tacones gastados de las baldosas de gres, interrumpida, a leguas de su marido, a años luz de su mísera vida, él, fuerte, fieltro en su cabeza, cara en la penumbra, manos cansadas y rojas, le guía en sus pasos.
Nunca los verá nadie besarse en la cocina.
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