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Inicio / Cuenteros Locales / voces_y_ecos_de_nuestra_gente / El BARRILETE DE MANUCHO (escribe ALEJANDROCASALS )

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El BARRILETE DE MANUCHO

Como todos los años, desde hace ya catorce, la comisión de padres y la asociación cooperadora de la escuela primaria, organizan el “Concurso de remonta de barriletes”. Para la realización de dicho certamen, el club “Los Merinos” ofrece gratuitamente sus instalaciones, a realizarse el 2° domingo de abril de cada año.
La competencia es en horas de la mañana (si el tiempo lo permite) y en la tarde, posterior al “almuerzo a la canasta”, se entregan los premios a los vencedores.
Con el ánimo de aumentar la participación de alumnos, se decidió contribuir con un incentivo en dinero destinado a la compra de materiales para la construcción de los barriletes, asegurando de esa manera la participación de un apreciable número de colegiales. La fiesta debería ser para todos; no sería de manera alguna el dinero un factor determinante para privar al pueblo de su más exitoso evento popular.
La inscripción superó las expectativas.

Las bases del concurso, eran bastante flexibles: Estaba reservado para alumnos de la escuela entre 6 y 10 años (garantizaba el interés y la participación de los mayores).
El barrilete debería ser de construcción artesanal. El tamaño, la forma, los colores y los materiales a usar, de libre elección. Estaba permitida la ayuda en la construcción por parte de hermanos, padres, abuelos, etc. Por último se permitía la colaboración inicial para remontar los barriletes por parte de chicos más grandes, considerada la falta de experiencia de los más pequeños.
A pesar de que los barriletes debían ser “inéditos”, estaban autorizadas las “pruebas de vuelo” (en privado) para ajustarlos y garantizar la eficiente participación.

El jurado estaba compuesto por:
Las cinco maestras de 1° a 5° grado; dos miembros de la comisión de la cooperadora; el delegado municipal y Doña Celina, portera histórica de la escuela, ya jubilada y entusiasta animadora (fue miembro del jurado, en todos los concursos anteriores).
La Sra. Directora de la escuela oficiaba de fiscal, sin derecho a voto.

Se premiaban cinco categorías o disciplinas, por consiguiente cinco vencedores de;
1- forma y color del barrilete. 2- tiempo de permanencia en vuelo. 3- destreza en distintas acrobacias. 4- altura máxima alcanzada. 5- trabajo y fantasía (de reciente inclusión) que premiaba el esfuerzo y la creatividad en la construcción.

El voto era secreto, unitario e independiente entre disciplinas. En caso de empate, se votaba nuevamente, solo por los concursantes elegidos en una primera instancia.
El vencedor podría serlo de una o más disciplinas. Si lograba vencer en todas sería declarado “Campeón” y condecorado con una medalla de plata, sumadas a las medallas de latón otorgadas como premio a las distintas categorías.
El reglamento autorizaba el uso voluntario de dicha medalla (una o más), prendida en el guardapolvos durante todo el año. Los días festivos también se podía usar junto a la escarapela o al moño con los colores de la patria.
El derecho caducaba el lunes próximo siguiente al domingo de la competencia; se otorgaba ese derecho a los flamantes vencedores.

Abril, desde sus comienzo garantizaba calidos y ventosos días de sol.
Era un delicioso espectáculo, ver (durante la semana anterior) en campos cercanos al pueblo, las “pruebas de vuelo” - no tan en privado-.
Decenas de barriletes, realizaban las más inverosímiles piruetas surcando el aire. Pintaban el límpido cielo otoñal con dinámicas y coloridas manchas multiformes.

La mañana del 2° domingo de abril se presento hermosa, a las siete y media, en medio de una gran algarabía, los casi cincuenta chicos y talvez un centenar de mayores, se preparaban para remontar “su barrilete” en el campo de deportes del club.
Estaba previsto que el jurado deliberaría y daría su veredicto durante el transcurso del “almuerzo a la canasta” que se realizaría en el tinglado adyacente a las canchas de bochas. El resultado estaría en manos del fiscal, (la sra. Directora), hasta la finalización del almuerzo donde se entregarían los premios a los vencedores en el escenario estable debajo del tinglado. A continuación se procedería a la subasta de tortas, donadas por las madres de los alumnos. La finalidad de dicha subasta era de recaudar fondos para la asociación cooperadora.
La fiesta continuaba con espectáculos artísticos preparados por los alumnos hasta ya entrada la noche. Era la primera fiesta del año que reunía las familias de Loma Verde.


La señorita Rafaela, nueva maestra de quinto grado e integrante del jurado, era original de Villanueva. Casada con el Dr. Fórmica, flamante veterinario del matadero municipal, residentes en Loma Verde desde enero del corriente año.
Recorrió paciente y objetivamente la sede del concurso toda la mañana, desde el comienzo, anotando en una libreta sus observaciones con el fin de emitir un voto justo. Charlando animadamente con los concursantes, con sus padres, sus hermanos mayores y con un sin fin de personas. Se enteró de pormenores técnicos de la construcción de barriletes, para ella inimaginables. Todos eran hermosos, sería difícil determinar un vencedor en la categoría forma y color.
Le llamó atención el N° 23 perteneciente a Manuel Suárez alumno de 2° grado, acompañado de su abuelo y de su hermano mayor Rodrigo. El barrilete era enorme, conformado por dos alas abiertas y una especie de larga cola de sustentación de color banco y gris-celeste clarísimo, se notaba un minucioso trabajo de elaboración; pero a su criterio demasiado pesado como para elevarse.

Entre gritos, risas, barriletes enredados y bastante confusión, comenzó la remonta. Grande fue la sorpresa de Rafaela al ver con la facilidad que se elevaba el barrilete de Manucho. Describiendo círculos se iba enroscando serenamente en el cielo, como si una ráfaga de viento lo impulsase desde abajo hacia arriba.
Rodrigo y Manucho le daban más y más hilo y el barrilete subía más y más alto, altísimo, se asemejaba a un ángel de pie con las alas abiertas, parado sobre las escasas nubes del límpido cielo de otoño. Los jurados recorrían el “campo de vuelo”, determinar el vencedor sería una tarea sin duda muy difícil este año, la competencia era muy pareja, la calidad de los barriletes excepcional.
Mientras se tomaba un descanso y unos matecitos dulces con su marido, Rafaela observo en un costado del campo algo que le llamó poderosamente la atención.
Rodrigo estaba sentado en el pasto y Manucho entre sus piernas, recostado en el pecho de su hermano mayor en una entretenida conversación, señalando el casi invisible barrilete. El abuelo, de pie, también participaba de la charla.
Todos con grandes sonrisas, mientras la abuela iba y venía con el mate en la mano.
Esta escena de conmovedora ternura familiar no le fue indiferente.

La mañana y el concurso terminaron. Todos a comer bajo el tinglado.
Los comentarios irónicos, las tomadas de pelo, las discusiones técnicas de la remonta; eran los temas principales de las conversaciones que aumentaban proporcionalmente con la ansiedad de conocer el resultado del certamen, que ya estaría en manos del fiscal. Cuando la algarabía y la confusión eran totales, la Directora, acompañada de todo el jurado subió al escenario. Llegó el gran momento, no fue necesario pedir silencio, todos callaron para prestar atención a las palabras del locutor.
Después de un breve discurso de introducción y agradecimiento a todas las familias presentes y la participación al evento (calurosos aplausos), el locutor, uno de los miembros del jurado, cede la palabra a la señora Directora; dará a conocer el resultado y posteriormente premiar a los vencedores del concurso.
En las disciplinas:
2.- tiempo de permanecía en vuelo
3.- destreza en distintas acrobacias
No se pudieron determinar vencedores. El jurado decidió conceder un premio simbólico a todos los participantes. La fantasía, el colorido y las técnicas de vuelo eran tan buenas, depuradas y equilibradas que fue imposible determinar un vencedor.
La disciplina: 4.- Altura máxima alcanzada.
Manucho subió al escenario para recibir su premio de la mano de Rodrigo. Fue
Su vencedor, imbatible; el Nro. 23 Manuel Suárez. precisamente Rodrigo el que prendió en el pecho la medalla al vencedor. En medio de la ovación del público, emocionado, agradeció con gestos y saludó con una manito.
Manucho bajó del escenario escondiendo las lágrimas, en brazos de su hermano, que le daba ánimos besándolo y acariciando su cabecita.
Esta segunda escena conmovió profundamente a Rafaela.
Las disciplinas:
1.- forma y color del barrilete
5.- trabajo y fantasía
Fueron otorgadas (por voto unánime) y con la aprobación total del público al participante Nro. 6 Carlos Woo Lee.
A recibir el premio junto con el pequeño Carlos, subió al escenario toda la familia. Los Woo Lee eran originarios de la China, propietarios de una tienda, residentes en el pueblo desde hacia algunos años. El fantástico y colorido dragón, era sin duda alguna el barrilete mas hermoso jamás construido y visto en Loma Verde.
A turnos, toda la familia, incluso la abuela, corrieron durante toda la mañana de punta a punta el campo deportivo tratando de elevar el pesado dragón; pero no lograron remontarlo a más de seis o siete metros del suelo. Alguno de los presente comentó risueñamente que el premio también era por la fatiga de los Woo Lee, “tratando de domar esa extraña bestia salvaje desconocida por estos pagos”.
Con solemnes saludos a la manera oriental, bajo un estrepitoso aplauso saludaron todos, en un castellano un poco confuso. Se fueron en fila india, tomados de la cintura y cantando una especie de carnavalito Chino, llevando a Carlitos en andas.
En un ángulo del tinglado continuaron viviendo intensamente su alegría.
Un hermoso espectáculo familiar fuera de programa.

La subasta de tortas tuvo un éxito rotundo, las tortas se vendieron a precios exorbitantes. La fiesta estaba de lo mejor; las familias se fueron acomodando en dirección al escenario para deleitarse con el espectáculo artístico con la actuación de alumnos y maestras del establecimiento.
Mientras se aguardaba el comienzo del espectáculo, se tomaba mate y se charlaba del concurso, de sus vencedores y de los posibles vencedores. Pero no había caso, el dragón chino era el mejor de todos, el jurado había dictaminado con justicia.
Rafaela aprovechó la oportunidad de tan agradable reunión para conocer a las familias de sus alumnos, iba de mesa en mesa presentándose y hablando un poquito con cada una de ellas. Era su primer encuentro con la gente de Loma Verde.
Un poco apartados, en el fondo del tinglado se encontraba Manucho y Rodrigo con sus abuelos. Rafaela pensó por primera vez que no había detectado a los padres de los hermanos Suárez y un poco por curiosidad y otro poco por gusto se acercó a saludar a esta familia. Se presentó con cordialidad a Don Darío y a su esposa, entrecruzándose recíprocos saludos. Manucho y Rodrigo jugaban a las cartas un poco apartados. Después de charlar un ratito, y felicitar a los abuelos por tan buena perfomance en el concurso, preguntó cual era el motivo por el cual ese fantástico barrilete remontaba tan alto. Además, teniendo la posibilidad de mostrarse y hacer infinidad de piruetas para deleite del público, no las había realizado.
El señor Darío miró fijamente por algunos segundos a la señorita Rafaela, no dijo nada.
Le entregó una hoja de papel que extrajo del bolsillo de su chaleco y la invitó a leer.
Ante la sorpresa, abrió la hoja y se encontró con una carta escrita por un niño:

QUERIda mAmita y papito EsTA ES Una carTITa QUE escRIBI YO de a poQUIto y QUiero deSirte QUe me aYudo Rodrigo pero QUiero deSIRTE QUE POQUIto POrQUe ROdrigo YA esta EstuDIAndo para doTOr ya estA EN 2AÑO del BachiLier Y YO aprendi ALeer Y escribir solO anTEs de Enpesar la esQUUela y el me COrriJE LaS FALtas y me enSenia letras nuEvaS y tanbien te QUUento que eNpese EL seGundo GRADO Y tanbien a ir A CAteSISmo Y EL PAdre PEDRO me dijo cuAndo LE preGUnte si Vos Y papá abian desaparecido QUe SI era ciERto lo QUe me desIA la ABUeLa QUe me estAN miraNdo deSde el CIelo deSde QUe se fuERon de viaJe y QUe pasaRia mucho tienpo EN poder esTar con eyos Y QUe eyos no VolveRAN Ala tiERRa y YO estaVA espeRAndo saber escRIBir para mAndArte esta cARtita con mi baRRilete Y el abUElo me aYudo mucho para acerlo Y no se porQUe yoraba Y me aVRrasaba cuando le DIje que tenia QUe volar muY alto Asta LLegar al CIElo para DarTE esta carTITA Y me dijo QUe la escriVIEra Y QUe entre el Y Rodrigo arian un baRRilete QUe seguro yegaria al Cielo EL baRRilete es muI lindo pareSE un Angelito Y bueno lo EStas BIEndo y diSE la aBUEela QUe la kuky siempre duERMe al lado MIo desde QUUe se fuERon a ese ViaJE Y Me acoNpaniA A LA esQUUela y me esPEra echaDa aVAjo del pino en FRente a la esQUUela asta QUe BUelvo a CAsa Y No Me ladra NIMe Me MUErDe a beSEs me saLTa enSima Y me PASa la LENgua por la cara Y QUiero deSIRte QUe me dijo Rodrigo QUe me disen Manucho porQUe aSi Me desian vos Y papá Y bueno aora me deSPido con muchos besos porQUE no se cuando buELbo A EScriviR beSOs para vOS Y para papá PoRque Los QUIero MuchO MANUCHO

Manucho y Rodrigo, su hermano mayor, vivían con sus abuelos maternos desde que desaparecieron sus padres, en 1978, un mes antes de comenzar el mundial de fútbol. Informados por la CONADEP, ya no albergaban ninguna esperanza de hallarlos con vida. Manucho aún no caminaba cuando quedó huérfano de ambos padres.

Rafaela levantó la cabeza, pasándose las manos por los ojos, como si pudieses correr el velo que los empañaba. Sin pronunciar una palabra; mirando, preguntándose, tratando de llegar a un diagnóstico, observaba a Manucho que le regalaba una enorme sonrisa de felicidad y una inmensa tristeza en los ojos de Rodrigo, sin un solo gesto en su cara.
Quedó así durante esos instantes en que se detiene el tiempo y que dan acceso a la eternidad. Luego, cuando su conciencia volvió a entrar en las tres dimensiones, como despertando de un sueño; saludo cordialmente y se retiró casi corriendo.

Loma Verde no era ajena al convulsionado momento político y social que estaba viviendo la Argentina. El gobierno de Raúl Alfonsín debió enfrentar el problema de la transición a la democracia en un país con una larga tradición de gobiernos militares que había llegado a la tragedia del terrorismo de estado, desde el golpe militar del 24 de marzo de 1976 hasta la Guerra de las Malvinas el 2 de abril de 1982. El 20 de septiembre de 1984 la Comisión Nacional sobre la Desaparición de Personas (CONADEP) produjo su famoso informe titulado “Nunca Más”. El 9 de diciembre de 1985 se dictó la sentencia condenando a las juntas militares a reclusión perpetua, que por las características y realizada por un gobierno democrático, constituyó un hecho sin precedentes en el mundo. En 1986 Congreso sancionó la “Ley de Punto Final” imponiendo un plazo de 60 días para procesar a acusados de delitos de lesa humanidad cometidos durante el gobierno militar.

El Honorable Consejo Deliberante del Partido de General Paz se reunió en asamblea extraordinaria en la Municipalidad de la ciudad de Ranchos. Se trataría y votaría la moción propuesta por el único concejal del Partido Independiente, avalada por casi 1500 firmas de los ciudadanos de la localidad de Loma Verde.
En pocos minutos y con una votación a mano alzada; el veredicto fue 12 a favor, cero en contra. La aprobación unánime, algo inusual entre peronistas y radicales, provocó algarabía, saludos y hasta algún emocionado abrazo entre los concejales.
Por ordenanza municipal Nro. 324/86, se declara el 2do. domingo de abril de cada año “Día del Amor Fraterno” en el partido de General Paz, a festejarse en la localidad de Loma Verde con una “remonta de barriletes” (si el tiempo lo permite).

Alejandro Casals
09-09-2007

Texto agregado el 18-01-2008, y leído por 1003 visitantes. (4 votos)


Lectores Opinan
19-01-2008 Es un bellísimo relato. 5***** agua_viva
19-01-2008 HErmoso. Nunca tuve la oportunidad de participar en una competencia de ese tipo, pero si eleve muchos barriletes. Las lagrimas pcoco a poco fueron salieron de mis ojos, de la misma manera que se iba elevando el barrilete de Manucho, ya presentia el gran amor de hermano. Gracias Alejandro por tan bello relato y qwue se siga elevando barriletes en honor a todos las desaparecidos. alegreincer
18-01-2008 Qué hermoso relato. Esas fiestas en las escuelas ... si las conocermos. Ya sea como alumnos, padres o docentes, nadie ha dejado de protagonizar varios eventos de este tipo, tan bien descripto. Ya sean barriletes, torneos de truco, bingo, asado con cuero y espectáculos, ferias de platos o de ropa usada, estas fiestas familiares nos han acompañado en durante toda nuestra vida. La tragedia de los desaparecidos también nos hermana en la desgracia, y no sólo entre argentinos, dado que compartimos el triste privilegio con otros países americanos. Muy buen relato, sencillo, tierno, ágil, entretenido. Felicitaciones, 5* sara_eliana
 
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