Las nubes blancas se esparcen sobre el cielo azul,
Dejando pequeños espacios,
leves pausas de algodón por donde los rayos del sol comienzan a calentar esta fría tierra.
Mis pies, junto el acantilado de la juventud,
Mis ojos, observando el abismo de los treinta años,
Mientras que mis manos recuerdan el tacto de una sombra.
Hace tiempo que mi imaginación se siente seca, árida, como si el cambio climático hubiera comenzado por mi pobre mente.
Estoy deprimido por la simple aproximación de ese fatídico día,
el día que el dos dejará de ser el actor principal y se conformará con un simple papel secundario durante un breve año.
Patéticamente busco excusas para omitir mi absurda tristeza, debe haber otra causa, otro dolor, no puedo ser tan simple, tan absurdo.
Levanto la mirada y entre los espacios de las nubes de algodón de azúcar, el sol del invierno en una posición más baja, molesta mis ojos.
Buen día para dejar marcada una arruga nueva en mi rostro, mientras medito en que punto estoy de mi camino,
En el medio o cerca de la meta.
|