Me comí su piel, devorando con gran devoción uno por uno de los pliegues que se enfriaban despegados de su cuerpo… no pude resistir y perore su pecho, como una bestia me embutí el órgano que en mis uñas se rompía, no quería sentir su sabor regando mi lengua, yo solo lo trague. Despegue sus parpados y sus ojos quedaron vivos mirando a su endemoniada enamorada, le arranque los labios a mordidas; ese cuerpo no era mas que músculos ensangrentados, tendones mordisqueados, venas chispeantes y perforaciones no quirúrgicas. Esa noche todo paso lento, no existió dolor solo fue amor.