En recuerdo de mi amigo de la infancia, el cual se apoyó muchas veces en mi hombro y con el que compartimos penas y alegrías.
¡ Sociedad! ¿De cuál sociedad me están hablando? Si yo sólo una conozco,
la familiar, en la que mi padre golpeaba a mi madre y también a nosotros,
en la que con hambre pedía un pan y la “ dizque” mi familia me negaba todo,
de la que crecí despreciado por ser hijo de alguien al que no querían por tener su modo.
Luego ya en la escuela, con mis compañeros vi tanto desprecio en tono lastimero,
Cuantas veces a mi me gritaban ¡ Eres un pobre diablo, nunca traes dinero!
Pantalones rotos, camisas remendadas, huaraches de correa o veces descalzo,
Tanta humillaciones, burlas, golpes y regaños, nunca había un descanso.
Recuerdo al maestro que un día me pasó al frente y en tono hiriente
Me dijo muy fuerte: ¡ Que vergüenza eres, camisa rota, cuerpo maloliente!,
Nada era verdad, yo a mi linda escuela a la que amaba tanto, siempre iba aseado,
Mi camisa remendada, mis zapatos rotos, pero ser el mejor siempre había anhelado.
Crecí trabajando, como lo hago ahora, y me siento bien por servir en algo,
Y a través del tiempo, a pesar de insultos y desprecios, me di cuenta que sí valgo,
Porque yo te digo sin afán de presunción, que siempre en la escuela he sido el mejor,
Lucho contra todo, bien lo sabe Dios, me sacrificado por ser un triunfador.
Y a veces cuando me acuerdo de las humillaciones, quisiera a esas gentes partirles el alma,
Y a aquel maestro que a mi me humilló, darle un coscorrón en su cabeza calva,
Pero me ha dicho mi madre adorada, que lo más hermoso es dar un perdón,
de verdad lo digo, no hay resentimiento porque sé que todos, me hicieron mejor.
Hoy con otros ojos yo quiero mirar y mi sociedad, quisiera cambiar,
Que nadie humille, que nadie rebaje, que todos unidos lleguemos a amar,
Que no haya rencores, envidias, ni nada, sólo un búsqueda intensa de sabiduría,
Aplaudiendo todos al que es mejor y colaborando con mucha alegría.
¡Maestro que escuchas, no hagas distinciones!, que seas un ejemplo en esos salones,
Enséñame a amar más que a sumar, pues si tengo amor seré hombre útil
Has que todo el tiempo yo sienta por ti un agradecimiento y te de bendiciones.
Maestro, este no es un reproche, sólo una invitación, sé mi buen ejemplo en ese salón,
Yo sé que tu puedes, eres lo mejor, saca ya la casta ¡ Tú eres un campeón!
Nunca me regañes enfrente de todos, a ti no te gustaría que te lo hicieran,
Mejor dame una sonrisa y nunca permitas que tus palabras me hieran.
¡Vaya sociedad! Tú así le llamas, porque yo a veces digo ¡Suciedad!
Porque nunca nadie quiere cambiar, hacen lo que quieren, hay mucha maldad,
Ojalá, todos cambiemos, dándonos amor sin hacer distinciones,
Que la paz sea una realidad, acallar las ofensas con unas bendiciones,
Y así podré decir con orgullo y gritaré a los vientos ¡ Gracias mi sociedad!
Porque hoy el mundo ya es distinto, unidos nos damos las manos, ¡ Ahora si existe amistad!
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