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Inicio / Cuenteros Locales / marco / Lagrimas en los recuerdos de Izharwik

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Hubo una mágica y hermosa flor de cristal, era única, de gran brillo y un enorme poder de atracción, solo era visible para algunos…tenía ciertos temores que la hacían mostrarse muy poco, hasta que un día, y solo en un juego se mostró a Aakthon, el gran demonio deshecho…. con su brillo logró curar muchas de sus heridas, lo llenó de paz y alegría, poco a poco el fue recobrando el rojo intenso de su piel, las esferas de hielo que tenía en sus ojos se fueron desvaneciendo, si, las mismas esferas de hielo que usaba para ocultar sus lagrimas cuando estas se derretían, ese hielo se esfumó aparecieron sus grandes ojos sonriendo tras siglos, tan solo para poder mirarla en todo su esplendor… hasta la deformidad y dolor de su mano pasaron al olvido…

Fueron los siglos mas felices que el pudo contar, de eso soy testigo, la mágica y hermosa flor de cristal del infinito era solo para el, así ella se lo hizo saber o creer, lo engañó hablándole del futuro, de mágicos castillos y cascadas de agua cristalina, curó sus heridas con tan solo abrazarlo con su aroma y la suavidad de sus besos… y el se levantó, empuñó su espada para defenderla y comenzó a diseñar la construcción…el ultimo gran y magnifico castillo de Aakthon, su ultima gran obra.

Recuerdo aun cuando me dijo, “Izharwik, tu me ayudarás a construir el castillo y protegerás a la hermosa flor de cristal”, lo recuerdo aun con lagrimas por el engaño de aquella flor sobre mi maestro, a pesar de todo lo seguí, solo Aakthon sabe que habría dado mi vida por hacerlo, pero el final fue otro.

Cuando las bases y cimientos del gran castillo se habían levantado, ¡La mágica flor apagó sus cristales!... sin dar aviso, tan solo se apagó y se alejó, apagando los poderes de Aakthon, el trató de seguir construyendo, pero los muros caían uno tras otro, era imposible, solo los cristales de ella podían mantenerlo en pié, pero se alejó, no le dio tiempo de nada, y las paredes y cimientos le cayeron encima, ¡Se derrumbaron con furia!, nuevamente se vió aplastado… traté de curar sus nuevas heridas, de protegerlo de los soles, pero no pude, los desiertos hicieron su trabajo.

Lo arrastré como pude durante siglos, hasta llegar a Bratjhas como me lo pidió, nuevamente se cobijó en las cavernas, yo tan solo observaba y trataba de aprender…

Hasta que un día lo vi lanzar un grito al infinito, esa vez se mostró en todo su esplendor, vi como mi maestro usaba todo su poder, recuerdo las luces, potentes y envolventes, hasta que los desiertos de Oprahis enmudecieron para dar paso a un mensaje único, ese mensaje quería volver a encender los cristales de la mágica flor…

Y nuevamente todo fue en vano, la hermosa y traicionera criatura se alejó aun mas y se apagó para siempre…había terminado su oscuro juego.

Pasaron siglos en que el gran maestro se desangró, los desiertos lo hicieron polvo, hasta que un día, sabiendo del ocaso de su flor….se dejó caer… le habló a Izharwik, le entregó una ultima misión y se dejó caer a los abismos… si, ¡Aakthon se suicidó!, en las cavernas de Bratjhas, se dejó caer a los abismos de rocas, se despedazó en la caída. La mágica y hermosa flor de cristal fue lo mejor que le sucedió, pero terminó por destruirlo.

La mágica y hermosa flor de cristal, la única, ella, el equilibrio del infinito decidió hacerlo pedazos.

Al parecer se mostró a el en un juego y una vez que lo ganó, lo destruyó, no tuvo la paciencia para ver el ultimo y magnifico castillo de Aakthon solo para ella, no quiso verlo construido y decidió destruirlo sobre el, se aseguró que los cimientos lo golpearan de improviso, así tendría tiempo para su huida…y el aun herido de muerte siguió, pero en ese instante los cristales se apagaron, ella se apagó.

La flor de cristal se encargó de envolverlo y engañarlo, sabía cuan herido estaba y dejó que pensara que lo estaba curando y justo en ese instante acabó con el…

Yo tan solo soy Izharwik, el silencioso aprendiz, y aun conociendo la verdadera historia entregué el mensaje.

Ahora estoy solo en Oprahis, entregué el mensaje y defendí tu sepultura… en los desiertos no hay sirenas ni cirellas, solo quedan las batallas con los esbirros de la raza de Brauslor…


Texto agregado el 16-01-2008, y leído por 212 visitantes. (1 voto)


Lectores Opinan
14-02-2009 La batalla sigue...y habrá otra flor de cristal que no se apagará...ella también desea y...necestita de tu amor. nannypollette
 
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