llevarte llevarte montada en mi marcha constante asoleada por el sol de la tarde mansa última caricia de una despedida viva de regresos hablarte hablarte, pero sobre todo oírte prestar silencio a la dulzura del eco que se ancla en mi martillo anhelante y tímido en la espera dibujarte trazar tu imagen de luz en la imagen del mundo verte, así, de este modo en todo brillo y color que suspira en la presencia de los días esperarte ser la espera acurrucada en las faldas adormecedora sombra de ausencia que arrulla y cantarte, cantarte en los sueños… esperarte
Texto agregado el 15-01-2008, y leído por 265 visitantes. (6 votos)