Vos (creo) sabés cómo me siento, y quisiera el pretexto que me lleve directo hacia tus brazos, después de lo que juntos hemos hecho; para mí es el momento de sentirme como casi nunca, tan bien como siempre a tu lado cual pez en el agua nadando sobre tu cuerpo, pero no te conozco.

Es acaso lo que busco, pero sé de sobra manifiesta que no le necesito, te tengo dispuesta a cada instante de ese nuestro tiempo cautivos, en que estás a mi lado, a darme las horas más locas de nuestras vidas, es un nuevo modo de hacer y sentir las cosas que siento por vez primera con la intensidad que lleva tu nombre.

Y casi no me lo creo, al ver mi rostro sonriente frente al espejo cómplice de nuestros encuentros más intensos, esos que nos dejan adoloridos llenos de olores complacientes y miembros temblorosos; te llevo en mis labios y lo más hondo de mis pensamientos, y por si fuera poco ya hasta huelo cada vez más a tí. Soledad fiel compañera, que vienes pronto a mi encuentro, y me has hallado dormido.