Fresca hierba, que crece virgen en la desolación,
Inmensos y milenarios árboles
Mudos testigos de mi desnudez y la tuya.
Y ese silencio que solo mi profundo gemido
Rompió.
Mi pelo, con aroma a manzanillas silvestres,
Jugando con tus dedos
Se quedo
Cuando el cansancio
El azul del cielo
Nos mostró.
Texto agregado el 14-01-2008, y leído por 284
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