El tercer hijo del sol, donde madre natura se aposentó por orden de Aquel que mueve el universo y entrega la vida. Es nuestra cuna que nos ve nacer y nos recibe al final de nuestra efímera existencia.

Tierra le decimos casi sin reverencia. Más parecemos una infecta plaga de gusanos. Perforando, esquilmando sus riquezas, practicando ensayos atómicos en su delgada corteza.

Que decir del poder que Dios dio a nuestras mentes con el fin de crear en Gea, el Paraíso perdido por otras civilizaciones humanas, orgullosas del poder sustentado en sus manos.

Pero volvemos a cometer el mismo suicidio humano; de creernos los únicos seres creados por Aquel que sueña.

Cuatro reinos creemos que hay, porque los hemos sojuzgado. Que más lejos de la realidad.
Convivimos con la naturaleza que vive y vibra en todos los niveles, en nuestra amada Gea.

De la basta y dura roca emergida del centro de la tierra basáltica, en donde los hornos telúricos, procesan el magma para convertirlo en el bello mármol, pasando por la ínfima arena hasta el más puro de los diamantes
Es un avance hacía la perfección de Gea.

Pero hay algo extraordinario que nos une a la vida. Del centro telúrico de Gea surgen el motor de la vida y de la ambición humana. Es el reino mineral
que se mueve también por nuestras venas; y sin el no existiríamos en este planeta.

Cada planta, cada árbol, cada semilla, cada protozoario en el mar o en la tierra subsisten por la existencia del reino mineral, fortalecido por su padre El Sol, creador de todo lo que nos rodea.

Así tenemos al reino animal por una parte alimentándose de vegetales y como en todo en la tierra, también existe la diversidad y tenemos animales alimentándose de otros animales, para llevar a sus cuerpos la fuerza del mineral y la fuerza del sol del reino vegetal.

¿Y que hemos hecho nosotros? ¿Estas molestas pulgas en que nos hemos convertido?
Hemos arrasado el mar como si fuera algo inagotable. La tierra la hemos convertido en nuestro propio granero, eliminando la vida que no sirve a nuestros deseos; acorralando y eliminando las especies dañinas según decimos. Perforando su corteza y así creamos ficticios reinos plenos de riquezas para unos pocos y hambre y pobreza para los muchos que estamos en este planeta.

¿Qué hará Gea? Le queda un solo camino hacia su libertario destino con el Hacedor; sacudirse las pulgas tal como lo hace un perro, cuando se sumerge en el río y las ahoga. Este será otro Diluvio Universal.


Para allá vamos. Esta no es la única civilización que ha existido. Acuérdense que hay millones de años de vida en este planeta. Y muchos continentes e islas han desaparecido bajo las aguas, llevándose consigo a toda la vida sobre ellos.

Pero no hemos aprendido en todo este tiempo y volvemos a las andadas, por el mismo camino de las civilizaciones que nos antecedieron, cerrando nuestras mentes al pensamiento conciliador con la vida que vibra y late a nuestro alrededor.

Nuestra esencia busca el camino en los recovecos de nuestra mente más antigua. Esa, en donde los reinos naturales estaban unidos y existía el Jardín del Edén y no había muerte, solo vida.

Ese es el motivo por el que en nuestro inconsciente colectivo mantengamos seres casi etéreos, que han sido y son los puentes de unión entre la naturaleza y el género humano.
Cuando queremos ser más comprensivos y buenos entramos en los reinos intermedios de madre natura, y surgen Hadas, Elfos, Unicornios, Gnomos, Faunos, Mandrágoras, Pegasos, Dragones, Seres del aire, de las aguas, de la tierra y de las profundidades. Ellos no perecerán. Son eternos mientras exista Gea.

Así que a prepararnos. Hagamos de cada uno de nosotros un faro de luz y aprovechemos los medios del Internet para decir: BASTA: NO MAS GUERRAS, NO MAS MISERIAS, NO MAS RIQUEZAS ESCANDALOSAS
DEJEMOS TRANQUILA A GEA. NO SEAMOS UNA PLAGA INFECTA.

Nomade…Mirando como la vida del mar se convierte en humo y cenizas en los hornos de la infamia.