El Bien y el Mal
Todo es relativo. Depende en la sociedad en la cual se vive, esos dos conceptos se estiran como un elástico al gusto del consumidor. En el siglo 19, Jack el destripador que mató a varias prostitutas, estaba seguro que hacía el bien a la humanidad limpiándola de la escoria que pululaba en Londres.
En cada raza, religión, nación, se enseña la diferencia entre el bien y el mal. En la religión judeo-cristiana, está definido en los diez mandamientos, (que muy pocos los habrán vivido al pie de la letra). Hay una teoría que el mal no existe, es simplemente la falta del bien. Para mí el mal sí existe, es una falta de valores que se ha perdido ya hace mucho tiempo, y que por inercia, falta de interés, egoísmo o para estar a tono con muchos, se sigue perdiendo a pasos acelerados. ¿Por qué voy a hacer esto bien, si los demás no se esfuerzan? ¿Por qué voy a ceder mi asiento en el autobús a esa anciana, para parecer un tonto retrógrado? ¡No gracias¡ Además me duelen los pies. (Excusas nunca faltan).
La conciencia cada vez se acalla más y más. Ayuda en eso las películas y seriales de violencia que se exhiben en los cines y en la televisión. También en los noticieros que muestran a los cuerpos tendidos después de una masacre, hacen que el ser humano vea la muerte como algo cotidiano. No es ya una Muerte. Es la muerte que arrasa con todos, y mientras no le toque a él o a los suyos no le concierne. ¡Aunque sí claro, es horrible si se lo piensa bien¡. Pero mejor no pensarlo bien. Además no puedo cambiar el asunto. Y nuevamente se le pone otro peso encima a la conciencia, para que no aflore a la superficie.
Los terroristas tratan de que sus matanzas no se vean como un acto de terrorismo, sino como un grito de libertad. En verdad entre un terrorista y un héroe hay un límite muy fino. Si el terrorista logra derrocar al presidente o al rey o al que gobierna el país, y se pone en su lugar, es un héroe aclamado por el pueblo que baila en las calles su victoria, aunque en su reinado sea peor que el derrocado y se aferre a su puesto durante años, matando a todos los que se le interponen. Ejemplos la historia ya ha demostrado que hubo y sigue habiendo varios. Pero si se logra capturarlo y hacerle un juicio o no, se le ejecuta como terrorista y todo el pueblo baila en las calles. En una palabra el pueblo que no piensa, baila gane quien gane.
El pueblo abajo, baila al son de la música que se entona arriba en el poder, y al ver que la podredumbre comienza desde la cúspide, se pregunta porque ha de vivir de acuerdo a las leyes mundanas o espirituales, si el bien y el mal se intercambian según el que tira los dados.
Y así estamos. Los que a pesar de todo tienen bien claro la definición del Bien y del Mal y actúan de acuerdo, tratando que el Bien crezca y se desarrolle, deben de tratar de contagiar a otros, empezando con la educación que le dan a sus hijos, haciendo cado omiso al derrumbe alrededor de ellos, porque cada cual es responsable de su propia vida.
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