Desde la tibia calma
Donde habitan los años
Dispersadas las huellas
Por angostos caminos
Donde plácidos duermen
Los múltiples vaivenes
De juventud perdida…
Desde el tibio recinto
Que acoge al sentimiento
Y es refugio del alma…
Agradezco a la vida
Aquella vez primera
Donde sentí la magia
De tu aureola blanca
Envolviéndome entera.
Aquél bello principio
De un futuro ignorado
Alimentando sueños
Construyendo ideales
Entre el sordo silencio
Del caminar diario...
Y en los serenos días
Donde mis pies transitan
La luz de tu sendero…
Confieso enamorada
Que eres mi horizonte
Mi timón y mi guía
El mar donde navega
La barca de mis noches
El roble al que se abraza
Mi desvalido cuerpo
Cuando ausentes pasiones
Crecidas en olvido
Tambalean mi mente
Con antiguos recuerdos.
Eres cielo infinito
Donde extiendo mis alas
Volando libertades.
Texto agregado el 12-01-2008, y leído por 321
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