Yo te conozco ardiente señora
en los lujuriosos sueños núbiles
en la añorada inhibición del éxtasis.
Yo te conozco en los rincones urgentes
en la turgidez de tu fruto
en el aroma de tu piel carmesí.
Conozco el estertor postreto
como undísonos sonidos
de aguas rumorosas
que se quejan de placer infinito
bajo el torrente furioso,
entre las piedras dormidas
y el lodo inmutable.
Texto agregado el 12-01-2008, y leído por 251
visitantes. (3 votos)
Lectores Opinan
18-01-2008
me gustó, aunque deba ir a buscar un diccionario, me gustó maritamontesverdes
12-01-2008
Demasiadas palabras efectistas que lo aruinan y deslucen. Prefiero tu prosa. Abrazo. tiralineas
12-01-2008
esto suena muy bien. Rosinante
12-01-2008
Hermoso querido compatriota. Frau_Kruspe
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