ADIÓS A LAS ARMAS

Corría el año 1918 y Europa se desangraba en un degüello colectivo y aunque era verano los campos habían perdido todo su brillo y su color, parecía como si la muerte fuera quien hubiese trazado los perfiles de aquel triste paisaje lunar donde los hombres se mataban y se pudrían en las trincheras. Y sin embargo, en un aislado sector del frente, por las tierras que riegan de brumas la frontera entre Francia y Bélgica, un bosque se había mantenido más o menos ileso ante las bombas y se alzaba solitario en la tierra de nadie.



En una hondonada en su interior se hallaba un caserío y según las habladurías de un campesino de la zona, sus bodegas debían estar todavía repletas de buen vino. Un veterano de la quinta compañía, famoso por su eficacia en encontrar alimentos donde no los había, no se hizo rogar y con las primeras sombras se adentró sigiloso en el bosque. Su sorpresa fue mayúscula cuando se asomó por el borde de la hondonada y se tropezó con un francés que se las veía y se las deseaba para empujar un pesado barril. El alemán saltó al agujero con el arma terciada dispuesto a coser a tiros a este francés que le estaba robando su botín y que lo miraba asombrado pero sin miedo. El alemán no se dejó arrastrar por el instinto y algo se quebró en su interior, como la costra innecesaria que se desprende de la herida ya sana, y bajando el fusil le dijo al francés chapurrreando en su idioma:


-- ¿ Me ayudas, por favor?


A su vez el francés pensó en destriparlo a bayonetazos y por muy curioso que resulte, al cabo de un instante se vio arrastrando el barril junto a su enemigo.


Aquella noche alemanes y franceses celebraron una fiesta que se alargó hasta que se acabó el vino y a raíz de este alegre incidente, tanto el alemán como el francés, dispararon al aire apuntando al vacío cada vez que la guerra los volvía a molestar en los dos últimos meses que aún duró la contienda y no fueron los únicos; y es que la maldad de los hombres tarde o temprano acaba por devorarse a sí misma y deja sólo lo que realmente se lleva dentro...
¿ Y qué será?